"Ahora que soy cristiano, no estoy seguro si será correcto seguir conservando mi revólver en casa; pero lo voy a conservar por si acaso, ya que la delincuencia está terrible en nuestras comunidades."
Sin duda que uno de los elementos con los que todo cristiano deberá enfrentarse cuando viene al Señor, son los elementos de conciencia, dicho sea de paso, la Biblia los menciona en repetidas ocasiones.
Cuando el Señor Jesucristo me trajo a sus pies, comenzó en mí una lucha interna en todo mi actuar. Una de esas cosas, fue tener que decidir si continuar o no conservando mi revólver Smith & Wesson, acero inoxidable, 38 special, cañón largo, con todos sus accesorios: funda, recargador, cangurera.
Recuerdo la primera vez que me vi entusiasmado en comprarlo, adquirirlo fue como cuando al niño le compran el juguete nuevo que tanto ha deseado por años. Anteriormente había sido portador de un arma de fuego como funcionario de una empresa, era parte de mi rol de trabajo debido al constante traslado y custodia de efectivo.
Recién convertido pasaron los días, las semanas y los meses; y poco a poco mi lucha interna era cada vez más intensa. Mi "yo" deseaba encontrar argumentos bíblicos que justificaran quedarme con él, pero algo en mi interior no lo aprobaba, no sentía paz, al punto que me sentía impulsado a buscar en mi biblia la respuesta de Dios.
Buscando, recordé que en cierta ocasión le hicieron una consulta a Juan El Bautista, fueron unos soldados romanos, quienes eran personas que usaban armas (espada, lanza, escudo, etc):
"Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. Lucas 3:14
La respuesta del profeta me daba un punto a favor para sostener lo que yo deseaba, ya que no se les pedía abandonar el empleo, ni dejar de portar sus armas para ser salvos; ...pero ¡otra vez!, en mi mente volvía la duda y a la vez ¡la afirmación!:
"¡Pero estos hombres eran servidores del gobierno romano!, por ley debían usar las armas, era su rol, su deber proteger a los intereses del imperio, lo hacen por necesidad del trabajo como medio de subsistencia, son empleados; es algo así como los miembros del cuerpo policial del gobierno en nuestros tiempos", pero mi caso es distinto, es personal, ¿será que mejor me deshago de mi revólver, porque se supone que como cristiano es Cristo quien me cuida?
Esa afirmación me quemaba cada día y no me dejaba en paz; era algo como tener que elegir entre o confiar en Cristo, o en el revólver para el cuido de mi familia y yo.
Un día, viajando hacia la casa de mis suegros, simplemente me puse a meditar en esto:
"Y si en estos momentos un grupo de delincuentes decidieran asaltar el autobús, y sacaran sus armas... ¿Qué haría yo?... ¿Sacaría mi revólver?.... ¿Sería capaz de dispararle a los delincuentes o lo escondería?... ¿No será que a lo mejor ellos me matan primero, hieren a más personas y se llevan el revólver?
Eso, definitivamente me hizo tomar conciencia que portar un arma de fuego, al menos en mi caso personal, no era saludable. Además en esos días encontré una revista que publicaba unas estadísticas en las que afirmaba, que de cada 3 familias donde hay un arma de fuego, en 2 de ellas ocurre un accidente por manipulación del arma, ya sea por curiosidad de los niños, o que al padre de familia se le va un disparo por descuido, ¡eso me asustó!
Para esa época, todavía no había desarrollado una confianza directa con mi pastor, y mejor dicho, no me atrevía a pedir consejos a nadie todavía; así que decidí "superguardarla" en un lugar que no fuera posible alcanzarla a los niños, ni aún para mí sería fácil accesar a ella.
Al cabo de un año ya como líder de una célula de hogar, me sentía con la gran necesidad de ser cada día mejor al servicio de Dios; entonces decidí consultar a Dios para que me ayudara a ser mejor, porque sentía que debía descubrir en mí cosas que no le agradaban, y sin duda yo no me daba cuenta de ellas. Así que decidí pedirle con toda sinceridad y de todo corazón al Señor que me iluminara y me guiara de cómo hacer mejor su voluntad. Mi oración fue así:
"Señor, tu sabes que no soy bueno en esto como líder, pero quiero agradarte y sin duda, se que hay en mí cosas que a tí no te agradan; por ello quiero perdirte Señor, que me guíes, que me ilumines, y que me muestres las cosas que de mi no te agradan y que Tú desearías que yo corrija. Se que hay cosas que no me las veo a mi mismo, por favor Señor, muéstrame tu voluntad."
Esa oración la hice por 15 días, después de los cuales tuve un sueño en los que el Señor me mostró 3 cosas, una de ellas y es la que quiero narrar ahora, fue la siguiente visión:
"Me veía predicando en una zona rural, con mi biblia abierta y ante la mirada de todas las personas, y cuando caminaba, sentí que cargaba mi revólver en la bolsa de mi pantalón, escondido lo más que podía pero que al dar el paso, el mango de éste saltaba y se hacía visible, y por más que trataba de ocultarlo siempre saltaba a vista de todos. La gente comenzó a decirme que era un hipócrita, que ¡cómo era posible que alguien que decía predicar un evangelio de paz simplemente andaba un arma de fuego para matar!"
En el mismo sueño comencé a sentirme avergonzado por mi actitud, cuando desperté, inmediatamente supe en mi corazón que El Señor me había revelado lo del revólver, que para esos días ya ni me acordaba que todavía lo guardaba bien escondido, no había dudas, ya no debía tenerlo. Así que la primera decisión que tomé ese mismo día, fue deshacerme de el, cuando lo hice, una gran paz inundó todo mi ser. Supe que como cristiano había tomado la mejor decisión, confiar completamente en El Señor. Su palabra lo dice: "El Angel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende" Salmo 34:7
Fue una de mis primeras experiencias en la vida cristiana, esta vez aprendí varias cosas:
- Dios es real,
- Dios quiere que aprendamos a confiar en El, eso requiere convicción, es decir, tener una decisión firme,
- Hay que saber orar, pedir según su voluntad,
- Hay actitudes nuestras que, aunque parezcan correctas, no son la voluntad de Dios,
- Si lo que hacemos no nos da paz, no es aprobado por Dios,
- Dios puede hablar por los sueños, aunque no todos son necesariamente una revelación de Dios,
- Cuando Dios habla en sueños, da convicción, no te sientes confundido,
- Si Dios revela su deseo hacia tí, obedécelo,
- Puedes pedir su guianza si deseas mejorar tu relación con Él,
- Dios escucha la oración sincera, no necesariamente tiene que ser tan extensa.
- Dios quiere que seamos despojados del viejo hombre,
- Por muy buenos que creamos que somos como cristianos, sin duda que a los ojos del Señor hay cosas que debemos cambiar todavía,
- La oración más sencilla, si va con fe, con sinceridad y según su voluntad, Dios siempre la contesta.
Esta historia no me la contaron, es parte de mi vida personal en mi relación con el Señor Jesús; me reservo de opinar en el caso de aquellos que siendo cristianos usan algún arma.
Este caso es muy personal, es parte de mi convicción y me ha enseñado a vivir sin temores ni preocupaciones donde quiera que voy, pues desde ese día supe que Dios tiene la capacidad de cuidarme si confío en Él; Él ha prometido guardar a los que confían en Él. Tomé la decisión de confiarle mi vida y la de mi familia, y sin duda, puede cuidar de la tuya también.
Espero que este caso de la vida real haya sido de bendición para tu vida.
"Bienaventurado el varón que no se condena a si mismo en lo que aprueba". Romanos 14:22
¡Que Dios te bendiga!
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