Encontré este poema, no tiene nombre de autor, pero quien lo haya escrito tuvo que ser alguien parecido a nosotros que pasaba angustias y tribulaciones; alguien que supo elevar su clamor a Dios, y lo hizo de manera muy especial en forma de poema. Me identifico con este personaje, quizá usted también lo haga. Acá os lo dejo:
Y llegue a ti mi clamor.
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia;
Inclina a mí tu oído;
Apresúrate a responderme el día que te invocare.
Porque mis días se han consumido como humo,
Y mis huesos cual tizón están quemados.
Mi corazón está herido, y seco como la hierba,
Por lo cual me olvido de comer mi pan.
Por la voz de mi gemido
Mis huesos se han pegado a mi carne.
Soy semejante al pelícano del desierto;
Soy como el búho de las soledades;
Velo, y soy
Como el pájaro solitario sobre el tejado.
Cada día me afrentan mis enemigos;
Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí.
Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,
Y mi bebida mezclo con lágrimas,
A causa de tu enojo y de tu ira;
Pues me alzaste, y me has arrojado.
Mis días son como sombra que se va,
Y me he secado como la hierba.
Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre,
Y tu memoria de generación en generación.
Te levantarás y tendrás misericordia de Sion,
Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.
Porque tus siervos aman sus piedras,
Y del polvo de ella tienen compasión.
Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová,
Y todos los reyes de la tierra tu gloria;
Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion,
Y en su gloria será visto;
Habrá considerado la oración de los desvalidos,
Y no habrá desechado el ruego de ellos.
Se escribirá esto para la generación venidera;
Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,
Porque miró desde lo alto de su santuario;
Jehová miró desde los cielos a la tierra,
Para oír el gemido de los presos,
Para soltar a los sentenciados a muerte;
Para que publique en Sion el nombre de Jehová,
Y su alabanza en Jerusalén,
Cuando los pueblos y los reinos se congreguen
En uno para servir a Jehová.
El debilitó mi fuerza en el camino;
Acortó mis días.
Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días;
Por generación de generaciones son tus años.
Desde el principio tú fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.
Ellos perecerán, mas tú permanecerás;
Y todos ellos como una vestidura se envejecerán;
Como un vestido los mudarás, y serán mudados;
Pero tú eres el mismo,
Y tus años no se acabarán.
Los hijos de tus siervos habitarán seguros,
Y su descendencia será establecida delante de ti.
Fuente: Salmo 102.
www.OrientacionesBiblicas.org
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