¿A dónde quieres más personas: en tu iglesia o en el cielo? Esa pregunta me inquietó cuando la escuché de un predicador, que exhortaba a los miembros de su iglesia a no equivocarse al predicar el mensaje de salvación.
Vale la pena reflexionar por un momento sobre nuestra forma de vivir el evangelio, y cómo estamos predicando a las personas. Aunque con la proliferación de tantas denominaciones evangélicas, existen hoy en día iglesias al gusto de cada creyente, desde las más radicales hasta las más liberales que van al paso de la moda en la sociedad.
Pero, independientemente del tipo de congregación a la que asistan los miembros, existen en Las Escrituras valores no negociables (como lo dice un pastor amigo mío), valores que simplemente son los pilares del Evangelio, verdades que no se pueden cambiar. Como ejemplo veamos el pasaje de Juan 14:6 donde Jesús fue categórico al afirmar "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." Una verdad que deja sin argumentos a cualquiera de piense o trate de dar a entender, que existen otros medios de salvación para la humanidad distintos al de venir a Jesús.
Considero, que si bien no se trata de ofender a las personas, sí podemos exponer el mensaje de Cristo tal como Dios lo dejó en La Biblia para todo aquel sediento de Palabra de Dios; aunque eso signifique que muchos tengan que emigrar. Sea Dios con el poder de Su Espíritu que ministre la mente y el corazón de esas personas y las lleve al conocimiento de La Verdad; no obstante, somos llamados a interceder por los perdidos como sacerdotes de Dios (1 Pedro 2:9), a interceder por las almas que aún no conocen a Jesucristo como Señor y Salvador, o que simplemente no aceptan las verdades del Dios Viviente tal como están plasmadas en Su Palabra.
Haremos bien en escudriñar las escrituras con lupa, como lo afirman teólogos de reconocida reputación, y así enseñar; pues lo que está en juego no es menos, sino el destino eterno de las personas.
Un saludo.
http://stanleygomez.blogspot.com
"Satanás no le teme a las mega-iglesias, le teme a ese grupo de hermanos constantes en la oración. – Anónimo"
Vale la pena reflexionar por un momento sobre nuestra forma de vivir el evangelio, y cómo estamos predicando a las personas. Aunque con la proliferación de tantas denominaciones evangélicas, existen hoy en día iglesias al gusto de cada creyente, desde las más radicales hasta las más liberales que van al paso de la moda en la sociedad.
Pero, independientemente del tipo de congregación a la que asistan los miembros, existen en Las Escrituras valores no negociables (como lo dice un pastor amigo mío), valores que simplemente son los pilares del Evangelio, verdades que no se pueden cambiar. Como ejemplo veamos el pasaje de Juan 14:6 donde Jesús fue categórico al afirmar "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." Una verdad que deja sin argumentos a cualquiera de piense o trate de dar a entender, que existen otros medios de salvación para la humanidad distintos al de venir a Jesús.
Considero, que si bien no se trata de ofender a las personas, sí podemos exponer el mensaje de Cristo tal como Dios lo dejó en La Biblia para todo aquel sediento de Palabra de Dios; aunque eso signifique que muchos tengan que emigrar. Sea Dios con el poder de Su Espíritu que ministre la mente y el corazón de esas personas y las lleve al conocimiento de La Verdad; no obstante, somos llamados a interceder por los perdidos como sacerdotes de Dios (1 Pedro 2:9), a interceder por las almas que aún no conocen a Jesucristo como Señor y Salvador, o que simplemente no aceptan las verdades del Dios Viviente tal como están plasmadas en Su Palabra.
Haremos bien en escudriñar las escrituras con lupa, como lo afirman teólogos de reconocida reputación, y así enseñar; pues lo que está en juego no es menos, sino el destino eterno de las personas.
Un saludo.
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"Satanás no le teme a las mega-iglesias, le teme a ese grupo de hermanos constantes en la oración. – Anónimo"
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