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¿Puede alguien ser salvo por sólo repetir 'una simple oración'?

martes, 13 de mayo de 2014

Una mujer, desde su lecho de muerte en un hospital, hacía de señas a un predicador que estaba de visita junto a la cama de otro paciente, al acercarse, ella le dijo:

—Pastor, sé que voy a morir pronto y tengo miedo a la muerte, no sé qué hay más allá ¿puede usted ayudarme?

—Por supuesto, —le contestó el predicador. Si usted no ha tenido un encuentro con El Señor Jesucristo irá al infierno, pero eso aún puede cambiar si hace lo que yo le digo.

—¿Y qué tengo que hacer? —replicó la mujer.

—Haga su confesión de fe y reciba a Jesucristo en su corazón como su Señor y Salvador Personal, es todo; así, Dios le perdonará y no irá al infierno —contestó el predicador.

—¿Y cómo se hace eso? —preguntó ella—. No se preocupe, incline su cabeza, cierre sus ojos y repita esta oración conmigo —dijo él:

—Amado Dios, sé que soy pecadora y que enviaste a tu Hijo Jesucristo a morir en la cruz por mis pecados, me arrepiento de todo corazón; perdona mis pecados y sálvame, no quiero ir al infierno. Abro la puerta de mi corazón para que Tu Hijo viva en mí y me hagas una nueva criatura. Entra en mi corazón y hazme tu hija, creo en Ti, en el Nombre de Jesús, amén.

Cuando el predicador abrió los ojos, la mujer estaba como hipnotizada mirándole con los ojos bien abiertos. Inmediatamente preguntó:

—¿Eso es todo lo que tengo que decir para no ir al infierno?

—Eso es todo, —replicó el pastor.

Aquella mujer estaba asombrada con ojos de incredulidad, porque no podía creer cómo algo tan importante como cambiar el destino eterno de una persona podría decidirse así con una 'simple oración', pues ella estaba acostumbrada a que se debe hacer sacrificios para merecer el perdón de Dios; por lo que en seguida gesticuló negativamente:

—¡Yo no creo que por sólo repetir esa 'simple oración' alguien no vaya a ir al infierno! Simplemente no lo creo.

Aquel predicador quedó asombrado por la afirmación de aquella mujer en su lecho de muerte; nunca alguien que hiciese esa oración le había dicho cosa semejante, no así tan directo; quedó pensativo por un momento. Luego, la miró fijamente y le dijo:

—Tiene usted razón, nadie se salva por sólo repetir una simple oración. Para que una persona verdaderamente sea salva, tiene que hacerlo con fe y de todo su corazón, no con simpleza ni porque alguien le obligue a hacerlo.

Amigo, la salvación es gratuita, es por fe para todo el que cree; pero alguien tuvo que pagar por ella, esa persona se llama JESUCRISTO. Y, a menos que le recibas en tu corazón con fe, ninguna simple oración podrá salvarte.

Si aún no has entregado tu vida Al Señor, hazlo pronto. Recuerda que no está en lo que dices a la ligera, sino, en hacerlo de todo tu corazón, en hacerlo con fe. Dios siempre está atento a escuchar la oración del pecador que lo hace con fe, con sinceridad de corazón.

Pídele perdón al Señor con todo tu corazón. Si deseas puedes repetir la oración escrita anteriormente, pero debe hacerse con fe. Si así lo hicieres, El Espíritu Santo morará en tí, y en adelante Él te ayudará; pero debes buscar ayuda en una Iglesia donde se predique al Señor Jesucristo.

«Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.» Jn 6.37

¡Que Dios te bendiga!
Nota: La imagen es ilustrativa.

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Un regalo para tí en el día de tu graduación.

jueves, 12 de julio de 2012

Esta historia me la compartió mi hija de su clase de Escuela Bíblica. Me impactó tanto que decidí compartirla con ustedes, espero les guste.


Un joven a punto de graduarse, hacía muchos meses que admiraba un hermoso auto deportivo en una agencia de autos. Sabiendo que su padre podría comprárselo, le dijo que ese auto era todo lo que quería.

Conforme se acercaba el día de la graduación, el joven esperaba ver alguna señal de que su padre hubiese comprado el auto. Finalmente, en la mañana del día de Graduación, su padre le llamó a que fuera a su privado. Le dijo lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno, y lo mucho que lo amaba. El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo. Curioso y de algún modo decepcionado, el joven abrió la caja y lo que encontró fue una hermosa Biblia de cubiertas de piel y con su nombre escrito con letras de oro. Enojado le gritó a su padre diciendo:

—Con todo el dinero que tienes, y lo único que me das es esta Biblia?,

Y salió de la casa.

Pasaron muchos años y el joven se convirtió en exitoso hombre de negocios. Tenía una hermosa casa y una bonita familia, pero cuando supo que su padre, que ya era anciano estaba muy enfermo, pensó en visitarlo; no lo había vuelto a ver desde el día de su graduación.

Antes que pudiera partir a verlo, recibió un telegrama donde decía que su padre había muerto y le había heredado todas sus posesiones; por lo cual necesitaba urgentemente ir a la casa de su padre para arreglar todos los trámites de inmediato. Cuando llegó a la casa de su padre, una tristeza y arrepentimiento llenó pronto su corazón. Comenzó a ver todos los documentos importantes que su padre tenía, y encontró la Biblia que en aquella ocasión su padre le había dado. Con lágrimas la abrió, y empezó a hojear sus páginas.

Su padre cuidadosamente había subrayado un verso en Mateo 7:11:

—Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Mientras leía esas palabras, unas llaves de auto cayeron de la Biblia. Tenían una tarjeta de la agencia de autos donde había visto ese auto deportivo que tanto había deseado. En la tarjeta estaba la fecha del día de su graduación, y las palabras: TOTALMENTE PAGADO.

Enseñanza: ¡Cuántas veces hemos rechazado y perdido las bendiciones de Dios porque no vienen envueltas en paquetes hermosos como nosotros esperamos!

Un saludo.

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Historia de la rosa y el sapo, la bella y el feo.

miércoles, 11 de julio de 2012

Esta reflexión la he basado en la tan conocida historia de LA ROSA Y EL SAPO. La historia la tomé del Face de Kelvin A. Barahona.
Había una vez una rosa muy bella, se sentía de maravillas al saber que era la más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta que la gente la veía de lejos.

Al observar, descubrió que a su lado había siempre un sapo grande y feo, y que era por eso que nadie se acercaba a verla. Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:

—Está bien, si así lo quieres.

Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.

—Vaya que te ves mal. —¿Qué te pasó?— le preguntó.
—Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual —contestó la rosa.
—Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín —respondió el sapo.

Mi comentario:

Esta historia, a pesar de ser muy conocida, nos ilustra algunas verdades que deseo comentar.

¿Cuántas veces hemos subestimado a alguien por considerarlo/a "inferior" a nosotros/as, sea por tener algún "defecto físico", de "apariencia fea" o considerarlo "poco inteligente"?

Vale la pena recordar que, Dios en Su bondad, nos envía personas para bendecirnos sin importar su condición, estatus social o apariencia.

Todo fue creado por Él con un propósito. Dios no hizo nada al azar, nadie aquí está demás; nada es por casualidad, inclusive, que hoy estés leyendo esta historia.

Siempre es importante mantener una actitud humilde ante los halagos, no sea que nos suceda lo que a la rosa, que creyéndose la más bella, ordenó al "feo sapo" retirarse de su lado, y terminó comida de las hormigas.

Un saludo!

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Actitudes que afectan la vida de los demás

lunes, 24 de octubre de 2011

Tomado del correo electrónico.

Para triunfar en la vida, hay que hacer triunfar a los demás. Una actitud de parte nuestra puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte; para ilustrar este pensamiento traigo a continuación dos historias que tomé del correo electrónico, por lo valioso de su contenido.


Historia I:

Un niño entró a la sala de emergencia del hospital tras haber sido atropellado.

El motorista que lo auxilió, al solicitarle que efectuara el depósito necesario para atender al niño, informó que en ese momento no tenía efectivo o cheque que pudiera dejar en garantía; pero que si el hospital aceptaba, efectuaría el depósito a primera hora de la mañana.

La enfermera, ante la imposibilidad de ordenar que el niño fuera atendido, fue a consultar el caso con uno de los directores del hospital, que justamente esa noche estaba de turno.

El doctor se negó a dar la orden de atenderlo, hecho que condujo a la muerte del niño en estado de gravedad.

Momentos después, cuando el médico fue llamado para firmar el deceso del niño, descubre que éste era su hijo, quien pudo haberse salvado si hubiese sido atendido. Imagine usted la cara que puso el doctor al darse cuenta de ello.


Historia II:

Antonio, un padre de familia, cierto día cuando regresaba del trabajo, se encontró con un embotellamiento de tránsito infernal y notó que un señor conducía apresuradamente, cortándole el paso a todo el que podía al tratar de abrirse paso entre los vehículos.


Cuando se aproximó al carro de Antonio, se le atravesó de una manera tan brusca que por poco ocurre una colisión. En ese momento, Antonio tuvo deseos de insultarlo e impedirle el paso, pero luego pensó: - ¡El pobre está tan nervioso y apurado!... ¡Sabrá Dios si tiene un problema serio y necesita llegar cuanto antes a su destino!

Con estos pensamientos, detuvo por completo su auto y lo dejó pasar. Al llegar a casa, Antonio recibió la noticia de que su hijo de tres años había sufrido un grave accidente, y había sido llevado al hospital por su esposa.

Inmediatamente se dirigió al hospital; al llegar, su esposa corrió a sus brazos y lo tranquilizó diciéndole: - Gracias a Dios todo está bien. El médico llegó justo a tiempo para salvar la vida de nuestro hijo; ya está fuera de peligro.

Aliviado, Antonio pidió hablar con el médico para agradecerle. Cuál sería su sorpresa cuando vio que el médico era ese señor nervioso y apurado a quien le había cedido el paso casi una hora antes.


Enseñanza:

Debemos estar siempre dispuestos a ayudar al prójimo, independientemente de su apariencia o condición económica.

Procuremos ver a los demás más allá de las apariencias. Imaginemos que, detrás de esa actitud que no entiende, existe una historia, un motivo que puede llevar a esa persona a actuar de una manera determinada; quizá a veces no sea un motivo justificable pero... Siempre hay un motivo.

Que pasen un lindo día!

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La Telaraña

lunes, 12 de septiembre de 2011

Un hombre que huye de unos malhechores, se refugia en una caverna de muchas que había. Los ladrones comienzan a buscarlo mientras él ora al Todopoderoso: Padre haz un milagro para que la entrada sea tapada y no me encuentren. Una araña comienza a tejer en la entrada, mientras el angustiado hombre reclamaba protección al Señor.

Para cuando los ladrones encuentran la caverna del hombre, la araña había terminado de tejer su telaraña en toda la entrada de la caverna. El hombre no comprende por qué Dios no le ayuda y ve su vida en peligro. Se escucha la siguiente conversación: Entremos a esta, el otro contesta: No es necesario porque hasta telarañas hay, por tanto no pudo haber entrado ahí mejor dejémos esto y vámonos.

MORALEJA: Esta historia la encontramos en diferentes versiones pero las enseñanzas que podemos sacar de ella son las mismas y diversas, a mí me fascinó, pues me hace reflexionar en lo siguiente:

1. Dios escucha la oración del afligido.
2. No siempre recibirás las cosas como las pides.
3. Dios sabe lo que es mejor para tí.
4. A veces no comprendemos por qué Dios hace lo que hace.
5. Dios tiene control de todo.
6. Dios no necesita una muralla para protegerte de los peligros, le basta una arañita.
7. Dios siempre llega a tiempo.

Un saludos a todos/as.

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