La decisión valiente de una hermana.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Gracias por visitar mi blog. Deseo narrar una historia que por años mi esposa y yo hemos guardado en nuestro corazón; pues, ambos fuimos testigos de ella. Quizá usted pueda sacar algún provecho espiritual.

Una de las cosas que todo predicador, evangelista o creyente debe evitar, es desintegrar hogares, sean estos creyentes o no, sean uniones matrimoniales o no, sobre todo cuando hay hijos de por medio.

En cierta ocasión fuimos a visitar una hermana amiga nuestra, la cual recién se había convertido a Cristo. Vivía en una unión no matrimonial y tenían una pequeña de un año aproximadamente. El compañero de ella no sólo no era creyente, sino que además, se oponía rotundamente a que ella lo fuera y asistiera a una iglesia.

Durante la visita, nos comentó que se sentía preocupada porque el pastor de su iglesia no le dejaba tomar privilegios, debido a su relación de fornicación al no estar casados.

Aunque hacía todo el esfuerzo por tratar de convencer a su compañero para que accediera al matrimonio; sin embargo, cada vez que lo hacía, él ponía mayor resistencia y se tornaba violento.

A mi esposa y a mí nos daba sentimiento, pues, sabíamos que no era prudente decirle que lo abandonara, pero le animábamos a que siguiera insistiendo, que tarde o temprano Dios ablandaría el corazón de él para que accediera a su petición. Así que terminamos nuestra visita con unas palabras de ánimo para ella.

Un mes después volvimos a visitarla, y le preguntamos cómo le había ido en su relación con su compañero, y qué tal en la iglesia. Para sorpresa nuestra, nos comentó que al ver la actitud cerrada de él, había decidido abandonarlo y decidirse a buscar trabajo por su cuenta para subsistir, y así poder criar y formar a su pequeña nena, con tal de servir con libertad a Su Señor; y que Dios le había abierto puertas, y ahora se sentía muy feliz de poder asistir y servirle a Dios con pureza de corazón. Daysi y yo nos miramos, y quedamos asombrados por tal decisión, pues nosotros nunca nos atrevimos a darle ese consejo.


Talvez este no sea su caso, sin embargo, muchas veces nos sentimos atados a situaciones en la vida que nos impiden servirle al Señor con toda libertad. ¡Qué admirable la actitud de esta mujer!; realmente fue una decisión valiente y de fé, pues, sabía en quién había creído.

El Señor lo dijo de esta manera: porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. 1 Samuel 2:30

Deseo que esta historia quizá, pueda motivarnos a tomar decisiones firmes en El Señor.

Que El Señor le bendiga.

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Un ebrio ganando personas para Cristo ¿será?

sábado, 4 de septiembre de 2010

Una breve narración para comprender por qué la salvación no depende de hombres, sino de Dios.

En una reunión de líderes, mi pastor nos contó esta historia muy peculiar:

Cierto día, un pastor organizó un grupo de hermanos para salir a evangelizar la ciudad; los reunió en la plaza pública de la localidad, y acordaron la forma de salir y de regreso para reunirse de nuevo, e informar de cuántas personas habían sido salvas por medio de su confesión de fé según la labor de cada uno.

Antes de salir del punto de reunión, una persona que los acompañaba a todas las actividades, porque le gustaba el evangelio y tenía problemas con el alcohol, dijo que quería acompañarlos a visitar personas y evangelizar; el pastor al ver su interés, no se lo impidió, y simplemente dejó que se uniera al grupo.

A la hora acordada, todos regresaron al lugar de reunión para contar cómo les había ido, y de cuántas conversiones había tenido cada uno para la gloria de Dios. Uno de los hermanos comentó que el amigo que se había unido al grupo, a escondidas se había tomado unas copitas de licor, disque para tener valor de hablarle a las pesonas mientras andaba con los hermanos evangelizando. ¡Ay Dios!, este hombre no anduvo sobrio en toda la jornada.

Para sorpresa de todos, cuando cada uno daba cuentas de la cantidad de personas que había ganado para Cristo, el que anduvo ebrio tenía los mejores resultados. La pregunta: ¿Cómo es posible eso?, ¿realmente habrán sido salvas las personas que recibieron a Cristo por boca de este personaje? A estas interrogantes mi pastor concluyó: Si estas personas recibieron a Cristo de todo corazón por las palabras que este hombre habló, sí, porque la salvación no depende de hombre alguno, sino de Dios que tiene misericordia de los seres humanos, y dió a su Hijo Jesucristo en rescate por muchas personas.

Lección aprendida: Dios puede usar cualquier medio para salvar a los que desean volverse de sus pecados, así sea una piedra, un paisaje. Dios usa aún hasta al mismo diablo para alcanzar sus propósitos.

La biblia dice en Efesios 2:8-9: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."

Espero que este pensamiento nos ayude a comprender mejor las infinitas misericordias del Señor.

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Dios ministra en la alabanza, vea por qué.

Cierto día un predicador amonestó a los organizadores de un evento evangelístico porque demasiado tiempo se tomaron los grupos de alabanza y redujeron el tiempo para la predicación, al final se convirtieron a Cristo alrededor de unas 10 personas, ¡gloria a Dios!

En otra ocasión me invitación a un concierto de alabanza, pero esta vez no hubo espacio para un predicador, al final del evento 92 personas vinieron a Cristo como resultado de ser ministradas por El Señor, ¡exaltado sea!

En las iglesias, muchas personas durante el servicio de cantos y adoración, se dedican a compartir con algún hermano o amigo alguna bebida y comer algo en el cafetín, mientras el pueblo de Dios alaba y adora; otros simplemente como el caso de muchos servidores se nos va el tiempo recopilando datos y llenando informes, o simplemente conversando con algún otro hermano, y esperamos hasta que el predicador sube al púlpito para ingresar a escuchar La Palabra. Esto no debe ser así.

A mi juicio personal, los cantos y la adoración es lo que nosotros damos al Señor; la predicación, es el consejo que El Señor nos da a nosotros, y debemos atesorarlo para ponerlo en práctica.

Durante este espacio podemos adorar, llorar y echar todas nuestras dolencias delante la presencia del Señor, y pedir fortaleza y protección por algo que nos aflige y preocupa. Por esta razón, no comparto la frase de los que dirigen la alabanza en el púlpito cuando al finalizar su tiempo dicen: "Ahora viene lo mejor, La Palabra de Dios"; y ciertamente nada se compara a ella, pero también debemos recordar que todo tiene su tiempo, y su razón de ser, y lo que acabamos de dar a Dios no es ni más ni menos que adoración, por tanto no es menos importante. Sin embargo, todo es necesario.

Fuí sanado de una enfermedad que padecí por más de 30 años mientras adoraba. Durante el espacio de adoración recibimos fortaleza y Dios muchas veces me ha quitado mis temores cuando algo me afligía y preocupaba e invoqué su ayuda y protección. Por eso es importante no distraernos y mantener los ojos cerrados durante el servicio. Gracias a Dios por los servidores que siempre están atentos a que podamos gozarnos mientras cerramos nuestros ojitos.

Conclusión, no precisamente sólo porque haya un predicador Dios salvará a las personas, aunque siempre lo hace y gracias a Dios por ellos. Pero es necesario inculcar en nuestros hijos y jóvenes el valor de alabar y adorar a Dios en los servicios. Pueden cantar canciones cristianas, y pienso que todos podemos hacerlo, pero sin descuidar la alabanza y adoración a Dios, que es algo mucho más especial al momento de estar en un servicio.

En la Biblia encontramos:

"Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel." Salmo 22:3

"Cantad a él, cantadle salmos;
Hablad de todas sus maravillas." 1 Crónicas 16:9

"Cantad a Jehová toda la tierra,
Proclamad de día en día su salvación." 1 Crónicas 16:23

Si desea conocer en qué partes de La Biblia se habla de por qué debemos cantar y alabar a Dios, click quí.

En el siguiente post, hablaré sobre algo parecido.
¡Que Dios les bendiga!
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Otra forma de interpretar La Biblia

jueves, 2 de septiembre de 2010

Una psiquiatra reunió a un grupo de alcohólicos para evaluarlos. Frente a ellos puso una mesa, y en ella 2 vasos de vidrio ambos a 3 cuartos con un líquido transparente que parecía agua.

Tomó un gusano y lo echó en uno de los vasos a que nadara, inmediatamente el gusano logró llegar a la pared del vaso y salió. Hizo lo mismo echándolo al otro vaso, pero esta vez el gusano comenzó a retorcerse, y en cuestión de minutos el animalito murió y comenzó a desintegrarse.

La psiquiatra, tratando de demostrar con ello los estragos que el alcohol hace al ser ingerido, les preguntó: ¿Vieron eso?... El primer vaso contiene agua y por eso el gusano logró salir; pero el segundo contiene alcohol y por eso murió.

¿Qué conclusión sacan ustedes de este experimento?

-Uno de ellos dijo: Yo lo que pienso, es que todo el que ingiere alcohol no puede tener gusanos en el estómago doctora.

Igual sucede con La Palabra de Dios, si no se lee con fé y se interpreta en el contexto de la voluntad de Dios, en ella encontrará la excusa para justificar sus actos. La Palabra de Dios debe interpretarse adecuadamente.

En 2 Pedro capítulo 3 dice así:

"14 Por eso, queridos amigos, mientras esperan a que esto suceda, hagan todo lo posible por estar en paz con Dios y porque él los encuentre sin pecado.

15 Recuerden que nuestro Señor Jesucristo nos trata con paciencia, para que podamos ser salvos. Nuestro querido compañero Pablo también les ha escrito acerca de esto, y fue Dios mismo quien se lo explicó.

16 En todas sus cartas él les ha hablado de todo esto, aunque algo de lo que dice en ellas no es fácil de entender. Por eso la gente ignorante y los que no confían en Cristo no las entienden, y luego las explican mal. Lo mismo hacen con toda la Biblia, y por eso Dios los castigará."

¡Que Dios les bendiga!
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