Los medios y el juzgar a los demás

martes, 31 de mayo de 2011

Con el surgimiento y desarrollo de las nuevas tecnologías, y la facilidad de acceso a la red, cualquiera de nosotros puede de manera fácil y gratuita, crearse un blog y comenzar a publicar todo cuanto sus dedos le permitan escribir, sea que no haya querido, o no le hayan permitido expresar en su círculo social. Desde un proyecto de vida o negocio, o bien la última noticia de su vecindario o su iglesia. Solo basta con echar un vistazo a la web para dar fe de ello, y encontrarnos un mundo sin fin de sitios que hablan, hasta de lo que va a morir la personalidad más importante del país.

Recuerdo la ocasión en que un catedrático nos dijo: Ustedes no saben nada porque no quieren, tienen al genio de la lámpara en sus manos: el internet. Pregúntenle y él les va a responder no tres, sino todas las preguntas que le hagan.

Pero, si bien los gigantes del internet como Google y Facebook entre otros, en nombre de la libertad de expresión nos permiten publicar nuestras ocurrencias, tampoco deberíamos usar estos medios como tribuna para escribir "en nombre de la verdad", pienso yo, ofensas o afirmaciones que desprestigien o dañen la imagen e integridad de otras personas, sólo porque no piensan o ven las cosas igual que nosotros. En todo caso, eso sería intolerancia y violencia, y es peor cuando se supone que la fuente que publica es "cristiana" o dice amar y ser seguidor de Jesucristo: El Príncipe de Paz.

Cada vez que publicamos algo, no sólo estamos expresando nuestro punto de vista, sino que, de alguna manera estamos influyendo en el lector a ver las cosas desde nuestra óptica; la cual, en la mayoría de los casos no es la mejor, o el margen de error es abismal. Por tanto, es mejor no juzgar a otros por el trabajo que hacen, aunque no lo estén haciendo como deberían a nuestro juicio.

Debido a ello, y conociendo Dios nuestra inclinación pecaminosa a juzgar a los demás, inspiró al apóstol Pablo a escribir lo siguiente en el Libro de Romanos:

"Algunos de ustedes dicen con orgullo que son judíos. Se sienten muy seguros porque tienen la ley de Moisés y están orgullosos de su Dios. Creen saber lo que Dios quiere, y cuando estudian la Biblia aprenden a conocer qué es lo mejor. Se sienten muy seguros al decirles a los pecadores lo que deben hacer para ser salvos. Y como tienen la Biblia en la mano, se creen maestros de los ignorantes y de los inexpertos, dueños de la verdad y del conocimiento.
Pero, ¿cómo pueden enseñar a otros si ustedes mismos no aprenden primero? ¿Cómo pueden enseñar que no se debe robar, si ustedes mismos roban? Dicen que todos deben ser fieles en el matrimonio, pero ustedes mismos son infieles. Odian a los ídolos, pero roban en los templos de esos ídolos. Están orgullosos de tener la Biblia, pero no la obedecen y son una vergüenza para Dios.
Tiene razón la Biblia cuando dice: La gente de otros países habla mal de Dios por culpa de ustedes mismos". Romanos 2:17-24 (Versión Lenguaje Actual).

En razón de lo anterior, bien haremos en guardar prudencia antes de publicar notas con juicios implacables, despiadados o destructivos contra nuestro prójimo sólo por atraer visitantes, recordando siempre las Palabras sabias del Maestro cuando dijo:

"Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado." Mateo 12:36-37 RV60.

No obstante, estos medios nos brindan una maravillosa oportunidad de encausar a otros al conocimiento de Jesucristo como Señor y Salvador Personal; pero también de expresar lo que pensamos o sentimos respecto de los que dirigen nuestra organización religiosa, sea por falta de tiempo o porque sencillamente no tenemos acceso a ellas, siempre que sea en un marco de cordura y respeto podría abonar en resultados positivos. Me consta que muchas empresas tambalean, porque existen detalles pequeños pero no menos importantes que no se toman en cuenta, porque sus gerentes los desconocen, o simplemente porque no hay quien los conozca y los comunique a la autoridad respectiva.

Ninguna institución es perfecta, incluyendo la iglesia. No hay congregación donde no hayan problemas; sin embargo, hay inquietudes que por lo delicado de las mismas, es mejor expresarlas directamente a las autoridades respectivas y no publicarlas en estos medios. Si bien pudiera atraer gran cantidad de visitas por curiosidad, esto podría causar más daño que beneficios en el pueblo de Dios; lo cual, en un futuro nos haría enfrentar a la justicia divina siendo piedra de tropiezo a los santos, y a los siervos del Altísimo. Que El Señor nos libre de actuar así.

En conclusión, el visitante debería encontrar reflejado el carácter de Jesús en cada publicación. Esa paz, ese amor, ese carácter afable pero firme de Cristo, amoroso para con todos los seres humanos, pero de rechazo a toda maldad e injusticia; pues, el rol social de la iglesia es intrínseco con cada creyente que nace de nuevo, y de sus frutos se benefician toda la comunidad, por cuanto todos somos seguidores de un Cristo de bien, cuyo título también es PRÍNCIPE DE PAZ, no de contiendas.

A paz nos ha llamado el Señor, no ha hacer más difícil la convivencia entre los seres humanos, en una sociedad que agoniza por la carencia de valores, y por la esperanza de un futuro mejor.

Líbreme El Señor de ser piedra de tropiezo con mis publicaciones; antes bien, Dios derrame abundantes bendiciones sobre su vida y los suyos, y reciba esa paz que sobrepasa todo entendimiento, amén.

http://stanleygomez.blogspot.com

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