«Mi reino no es de este mundo…» Jesús. Juan 18:36.
¡Cuidado hermanos! ciertamente el dinero es importante y necesario, pero no más de lo debido.
En el mensaje del evangelio que nuestro Señor Jesucristo comisionó, el dinero no es el centro de atención, ni atracción principal que el oyente deba procurar; sino, el amor a Dios, a Sus mandamientos, a adorarlo a Él y a amar a nuestros semejantes, renunciando a las codicias de este mundo. El dinero ocupa el último lugar.
Internet está plagado de doctrinas cuya inspiración principal es el amor al dinero, con mensajes de "motivación" que incitan a la gente a hacerse ricos y a la prosperidad material principalmente. Ser pobres materialmente no es significado que Dios no esté contigo. Cristo fue pobre, y sin embargo era el dueño de todo.
Es necesario dedicar más tiempo a la lectura de la Biblia y a la oración, y permitirle al Espíritu Santo nos guíe para no caer en las trampas de los engañadores.
Porque...
«Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.» 1 Ti 6.9.
El Señor te bendiga.
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¡Cuidado hermanos! ciertamente el dinero es importante y necesario, pero no más de lo debido.
En el mensaje del evangelio que nuestro Señor Jesucristo comisionó, el dinero no es el centro de atención, ni atracción principal que el oyente deba procurar; sino, el amor a Dios, a Sus mandamientos, a adorarlo a Él y a amar a nuestros semejantes, renunciando a las codicias de este mundo. El dinero ocupa el último lugar.
Internet está plagado de doctrinas cuya inspiración principal es el amor al dinero, con mensajes de "motivación" que incitan a la gente a hacerse ricos y a la prosperidad material principalmente. Ser pobres materialmente no es significado que Dios no esté contigo. Cristo fue pobre, y sin embargo era el dueño de todo.
Es necesario dedicar más tiempo a la lectura de la Biblia y a la oración, y permitirle al Espíritu Santo nos guíe para no caer en las trampas de los engañadores.
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«Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.» 1 Ti 6.9.
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