El propósito de vivir.

martes, 24 de marzo de 2015

Probablemente te hayas preguntado alguna vez: ¿Qué hacemos aquí, o para qué vinimos a este mundo?

Pues bien, El Maestro en cierta ocasión preguntado por expertos de La Ley, acerca de esta misión tan importante para el hombre, lo resumió con su característica magistral y sabiduría del Padre de esta manera:

    «Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
    Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
    Este es el primero y grande mandamiento.
    Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
    De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22.36-40

Y el que fuera considerado el más grande sabio que jamás haya existido, lo resumió en estas palabras:

    «El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
    Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.» Eclesiastés 12.13-14

Lo más importante en la vida amigos y hermanos, no es tener bienes materiales (no digo que tenerlos sea en sí el problema, sino hacer de ellos lo más importante en la vida); pero lo más importante, lo verdaderamente importante, es hacer la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos. De ahí que, conocer Su Voluntad viene a ser el primer paso en el camino a la dirección correcta, y esa Voluntad queda confirmada en la Magistral respuesta del Señor Jesucristo arriba expresada, dada milenios antes al pueblo de Israel por medio de Moisés.

    «Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.» —Cristo. (Lucas 12.15).

Más claro, ni el agua. ¡Y qué bueno que podemos comprender esa importante verdad de la vida!

Sigamos, pues, haciendo lo que hacemos honesta y honradamente sin quitar la mirada del cielo, aguardando la Promesa de Su Venida, la cual está por suceder. Siendo bendición para los nuestros primeramente, y luego para los demás; no olvidando lo más valioso en la vida, que es nuestra salvación, para que llegado el día de nuestro llamamiento podamos decir como aquel gran apóstol:


Foto de hno Yiye Ávila.
    «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

    Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.» 2 Timoteo 4.7-8

Entonces, seamos agradecidos con nuestro Eterno Gran Dios y Salvador Jesucristo. Amén.

Dios te bendiga.

Amar a Dios por sobre todas las cosas.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Apreciados hermanos y amigos: Paz y bendiciones para ustedes.

El que les escribe es alguien que ha visto la mano de Dios constantemente en su vida, no porque sea mejor que muchos de ustedes; pero conforme los años pasan, he aprendido que la fe es un regalo de Dios y debemos desarrollarla constantemente en nuestro diario vivir.

Es indispensable creerle y amarle sólo a Él por sobre todas las cosas. Él debe ser la prioridad número uno en nosotros, no de palabras, sino, con nuestra manera de vivir si queremos tener comunión con Él y ver Sus Maravillas.

No hablo de una santidad a medias, es decir, ir a la Iglesia a cantar, orar, confesarnos con Él y luego al salir llevar una vida de mentiras y engaños, calumnias y toda clase de maldad; sea de pensamiento, palabra u obra. Todo nuestro ser debe estar consagrado a Aquél que dio Su vida por nosotros.

Sin duda esto chocará con la filosofía de vida de algunos, porque estamos acostumbrados a vivir para nosotros únicamente, para nuestras comodidades, prosperidad y superación, lo cual les mantiene tensos y ansiosos.

El mundo vive y se entretiene en sus propios engaños y ocupaciones. Ansiedad y desesperación es la constante en el hombre alejado de Dios; y cuando digo alejados, no digo que no vayan a la Iglesia, o que no escuchen mensajes y lean una Biblia; sino más bien, me refiero a todo el que vive una vida sin tomar en cuenta Los Mandamientos del Señor. Pero el Señor Jesucristo es el Único que nos puede dar esa paz que jamás encontraremos en el mundo, esa paz interior que no se compra con dinero.

Por eso dijo:

    «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.» Juan 14.21

Regocíjate en Él y ámalo guardando Sus Mandamientos, y serás feliz.

    «Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.» Juan 10.9

    «Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.» Lucas 12.15

Recuerda, a menudo somos probados y en otras tentados, quizá a veces fallamos, pero hay que pedir perdón inmediatamente te das cuenta del error, y pedirlo con todo tu corazón si en verdad lo amas, no fingiendo; porque recuerda que Él pesa aun los espíritus. Y luego a diario, antes de dormir, agradecer y pedir perdón, para así, si llegáremos a despertar en Su Presencia, no llegamos deudas con Él. Amén

Dios te bendiga.

Resultados de una comunión íntima con El Señor.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Una comunión íntima con el Señor nos fortalece, y crea en nosotros una atmósfera, que nos permite ver Su Gloria y Su Poder en favor nuestro y en cada circunstancia de la vida; lo cual, a su vez, nos ayuda a superar con gozo las pruebas y obstáculos, por difíciles que parezcan.

Esto es lo que nos ayuda a seguir avanzando firmes hacia la Patria Celestial. Pero distanciados de Él, vemos como normal, y hasta aceptamos en nosotros todo el sistema del mundo. El Señor nos libre.

    «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

    Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

    Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.» 1 Juan 2.15-17.

Esta es la razón por la que, quienes perseveran en la oración, la lectura de La Palabra y la comunión con los hermanos, son menos vulnerables a los ataques del enemigo; son más firmes en sus decisiones, y alcanzan la victoria hasta el final de sus días; porque hacen de estos tres elementos, un hábito en sus labores diarias.

Examinemos este pasaje de Las Escrituras:

    «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» Romanos 12.2

Afirmemos, pues, nuestros pasos, porque grande premio nos espera si llegamos a la meta; pero ¡ay de los inconstantes!

¡Dios es bueno!

Cuando el afligido clama...

sábado, 17 de enero de 2015

No te ensañes contra tu prójimo, y menos contra un verdadero Hijo de Dios, no sea que al no poder hacerte frente y agotándose su paciencia, traiga su causa ante su Señor, el cual es Dios Fuerte; entonces... ¡Estarás en serios problemas!

He visto injuriosos ensañarse contra personas humildes sólo porque son de otra fe. He visto hacerles guerra psicológica y hasta agredirlos físicamente; pero estas personas al principio fuertes y arrogantes, no han tenido un final feliz; no porque el hermanito haya tomado represalias contra ellos, sino, porque al verse impotentes clamaron a Su Dios, y Él los escuchó haciendo que las circunstancias se revirtieran.

Nuestro Dios es un Dios de amor, y no se agrada de las injusticias de los hombres contra sus semejantes, porque somos hechura Suya (Ef 2.10) creados a imagen y Semejanza del Dios Viviente (Gn 1.26).

Escrito está en Su Palabra:

    «En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.» Sal 18.6

    «Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.» Sal 37.5

    «A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.» Ex 22.22-24.

    «Porque tú salvas al pueblo afligido, Mas tus ojos están sobre los altivos para abatirlos.» 2 Sa 22.28

El Señor nos dé un corazón entendido y lleno de misericordia para con nuestros semejantes.

Dios te bendiga.

¿Jesús o Barrabás?

lunes, 8 de diciembre de 2014

«Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? ...pero todos a una respondieron: ¡Suéltanos a Barrabás y crucifica al otro!» Mt 27:17,21-22


Me pregunto: "Si los hijos de luz prefirieron al ladrón en lugar de al Señor, ¿cuántas más injusticias serán en los que andan en las mismas tinieblas?".

Han pasado dos mil años y aun hoy muchas personas se preguntan: ¿Cómo pudieron elegir al ladrón y malhechor, y pedir que crucificaran a Jesús? Sin embargo, aunque parezca contradictorio, por causa de la dureza de su corazón, la humanidad sigue dejando libre al ladrón y enviando al Cristo de la gloria a la cruz.

El mundo se anega cada día más y más en su pecado, se envanece en sus deseos y razonamientos egoístas, pese a haber recibido hace dos mil años la amorosa visita de un Salvador:

    «Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.» Jn 1.9

Durante ese tiempo, La Iglesia de Cristo ha llevado el Mensaje Salvador a todas las personas sin distinción, por todo el planeta. Pero, aunque la tecnología de hoy permite llegar a multitudes con más facilidad por medio de satélites, internet, radio y televisión, una gran parte de los seres humanos no parece despertar interés por las cosas del reino de Dios.

Si bien cada día aumentan los que se salvan, muchos más son los que se pierden por rechazar y despreciar la oferta gratuita de Cristo.

¡Qué contrariedad!

Cuando el conocimiento ha aumentado tanto en las personas, y hoy es fácil hacer clic en el buscador para encontrar la respuesta a todo, uno se pregunta: ¿cómo personas tan cultas e inteligentes, incluso en biblia, pueden optar vivir según sus razonamientos y distanciarse de los preceptos del Señor? Pero la respuesta la encontramos en La Palabra misma:

    «Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios,...» Ro 1.21-22

La Palabra dice que "la letra mata" (2 Co 3.6) y el conocimiento envanece (1 Co 8.1); no obstante, debemos buscar el conocimiento de Dios, ya que sin Él el Pueblo perece; pues El Señor se agrada del que busca conocimiento de Él.

La vida de piedad exige esfuerzo y sacrificio, es sin duda, el principal motivo por el cual el evangelio se anunció a los pobres (Lucas 7.22); pues la mayoría de ricos están habituados y acomodados a su estilo de vida que les brinda comodidad y placer, y no desean cambiarlo por uno piadoso y de sacrificios.

Es por ello que debemos estar atentos y velad, porque el enemigo de nuestras almas bombardea nuestros sentidos con toda clase de ofertas y distracciones, para que ocupándonos de ellas, divaguemos y busquemos menos del Señor, o quizá debería decir: Que no busquemos del Señor, y así vivamos distraídos y ocupados en las vanidades de este siglo.

    «Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.

    Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

    Antes bien, como está escrito:
    Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
    Ni han subido en corazón de hombre,
    Son las que Dios ha preparado para los que le aman.

    Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.» 1 Co 2.6-10

Barrabás fue liberado injustamente y Cristo condenado injustamente. No hagamos lo mismo, y busquemos la justicia de Dios; no nos acomodemos a las tendencias, preceptos e injusticias de este mundo, llamando a lo bueno malo y a lo malo bueno, y caigamos en la misma trampa mortal de los aquí ejemplificados.

¡Que Dios te bendiga!

La prioridad de Dios va más allá de lo que imaginamos.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Si bien los bienes terrenos son útiles, no son la prioridad de Dios para ti. Si eres rico está bien, disfruta las bendiciones que Él te da, pero recuerda, la prioridad de Dios eres tú, tu persona, tu ser... ¡tu salvación! Todo lo demás es... ¡música de fondo!

El Plan de Dios en la cruz fue por ti y por mi. Todo el sufrimiento, vergüenza y humillación que Cristo padeció hasta la muerte en esa espantosa cruz fue, no para que te compres el auto nuevo que presumes, propiedades, lujos, etc, y vivas como rey aquí en la tierra mientras otros mueren de hambre en el mundo; no, las prioridades de Dios son mucho más elevadas que las nuestras.

    «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.» Is 55.8

Todo lo que para nosotros aquí tiene valor, para Él no lo tiene. Lo eterno es para Él más importante que lo pasajero. Tu salvación es lo verdaderamente importante, haz lo que puedas hacer fruto de tu trabajo, de tu esfuerzo, pero no olvides lo verdaderamente importante en la vida. (Mateo 16:26).

Te comparto una lectura recomendada:
Reflexiones para la vida, aprendidas del reino de Dios en frases

    Uno de entre la multitud le pidió:

    —Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo.

    —Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes?

    »¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.

    Entonces les contó esta parábola:

    —El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?”

    »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios. —Cristo. (Lucas 12:13-21).

Que Dios te bendiga.

Cada uno de su buena voluntad

lunes, 10 de noviembre de 2014

«Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.» Romanos 5.8.

Un spot publicitario relacionado al acoso y maltrato sexual contra la mujer dice así:

"A LA FUERZA ¡NADA!"

Y, aunque me pareció un tanto gracioso y feminista, he llegado a la conclusión que eso también aplica a los seguidores de Cristo.

La Iglesia, en su afán por cumplir con el Gran Mandamiento encomendado por nuestro Señor (como debe ser), de ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura, a menudo comete errores, sí, uno de ellos al tratar de presionar a las personas para que acepten a Cristo como su Señor y Salvador Personal, cuando en realidad las personas no desean hacerlo, posiblemente porque no sea su tiempo.

Al insistir, les presionamos; y esto viene a ser un error frecuente en el trabajo evangelizador. La Biblia dice que todo tiene su tiempo, y que nadie debe venir a Jesús a la fuerza, presionado o por obligación, sino por amor.

Hay personas que asisten a la iglesia en busca de una respuesta a la necesidad de su alma, otras por cortesía, otras por curiosidad, y otras, porque simplemente quieren quitarse de encima al servidor de la iglesia que por mucho tiempo les ha invitado y no deja de insistir, y francamente, ya se sienten hartas e incómodas, y no encuentran la manera amable de decirles "no gracias", por eso llegan.

Conozco Iglesias que, mientras el pastor hace el llamado, los servidores están instruidos para acercarse a los invitados y preguntarles si desean aceptar a Cristo; y eso, aunque está bien, en ocasiones éstos insisten tanto que llegan a incomodar a los invitados; quienes una vez terminado el servicio no desean regresar, y con justa razón.

Si bien es cierto que todas las personas deberían recibir a Cristo como Su Señor y Salvador Personal cuando se les invita a hacerlo, no debemos olvidar que todo lo que Dios hace lo hace por amor, y nos bendice a diario con ellas abundantemente y sin reproche. Pues esa es Su Naturaleza, Su Esencia: AMOR; y nos lo demostró en la cruz.

Por eso Él no quiere seguidores a la fuerza, ni por obligación, ni por interés. Si no es por amor, mejor nada. Así lo dijo:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.» Lc 9.23

Pero nótese cómo dijo: «Si alguno quiere venir»; como diciendo: "por cuanto mi camino no es camino de fiestas ni de rosas no estoy obligando a nadie; cada uno es libre de tomar su propia decisión. Pero si alguien se decide, sepa que con cada paso deberá estar dispuesto a sufrir."

El Señor dejó muy en claro que, seguirlo requiere constante negación y sacrificio. No obstante, todos los seres humanos estamos en igualdad de oportunidad para tomar esa decisión, nadie puede argumentar desventaja.

Y, aunque esa no parece una oferta muy atractiva, sino una invitación a sufrir (algo muy contrario a lo que toda persona desea), es la carrera más noble que jamás una persona puede tomar en la vida; porque, aunque difícil, es la que más satisfacciones trae al alma de una persona que ama a Jesús; y tiene promesa para esta vida y la otra.

El principio explicado anteriormente también se aplica a la generosidad. La Palabra nos dice que, Dios se complace y bendice a quienes dan con alegría de corazón, no murmurando ni por obligación o necesidad (2 Co 9.7); sinceramente creo que es bueno saberlo, porque si no te gozas al dar, sólo sentirás tristeza. Dar murmurando, eso no agrada a nadie, y menos al Señor.

Por eso, cuando de seguir y servir al Señor se trata, El Señor no obliga a nadie; ni desea que lo sigan a la fuerza porque Él es un Dios de amor. Él no da murmurando; nos muestra Su Amor a todos cada día y sin reproche (Stg 1.5). Dio Su vida en favor nuestro por amor, sin vacilaciones ni cuestionamientos.

Desde mi experiencia personal puedo decir con toda franqueza, que es un camino de luchas y pruebas, uno en que nuestras pasiones y deseos se ven desafiados constantemente por las tentaciones y tropiezos de este mundo; pero también, es un camino muy hermoso, porque El Señor mismo siempre está a nuestro lado para ayudarnos en cada dificultad, sólo tenemos que tener una sincera disposición de fidelidad a Él.

El Señor premia el esfuerzo de Sus Hijos, y les puedo decir: se cosechan muchas bendiciones.

Cristo, aunque no lo decía abiertamente cuando hacía el llamado, porque no deseaba que la decisión de los hombres se basara únicamente en el interés o bienestar terreno (Mt 8.18-22), también dio a entender que, tras la perseverancia de Sus Fieles habrían gloriosas recompensas, de las cuales encontramos a lo largo de todas Las Escrituras.

Sigamos, pues, sin desmayar, porque El Señor es fiel a Su Palabra, y dijo que siempre estaría a nuestro lado, aún, hasta el fin del mundo:

«Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.» Mateo 28.18-20.

Que Dios te bendiga.

Junto a millones de ángeles.

viernes, 3 de octubre de 2014

Cuando alabe y adore al Señor, sea orando o cantando, hágalo con todo su corazón y reverencia; pues en ese preciso instante, su voz se está uniendo a una gran multitud de ángeles que lo adoran día y noche sin descansar ante Su presencia.

Lea este pasaje bíblico y medítelo:

«En cambio, ustedes han llegado al monte Sión, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, y a incontables miles de ángeles que se han reunido llenos de gozo.» Hebreos 12.22.

Así que ya sabe. Al orar y adorar, La Iglesia se une a los ángeles que adoran a Dios en el cielo, los cuales son miles y millones.

Léalo en contexto aquí:

→ Ustedes no se han acercado a una montaña que se pueda tocar, a un lugar que arde en llamas, un lugar de oscuridad y tinieblas, rodeado por un torbellino, como les sucedió a los israelitas cuando llegaron al monte Sinaí.

Ellos oyeron un imponente toque de trompeta y una voz tan temible que le suplicaron a Dios que dejara de hablar.

Retrocedieron tambaleándose bajo el mandato de Dios: «Si tan sólo un animal toca la montaña, deberá morir apedreado».

Incluso Moisés se asustó tanto de lo que vio, que dijo: «Estoy temblando de miedo».

→ En cambio, ustedes han llegado al monte Sión, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, y a incontables miles de ángeles que se han reunido llenos de gozo.

Ustedes han llegado a la congregación de los primogénitos de Dios, cuyos nombres están escritos en el cielo. Ustedes han llegado a Dios mismo, quien es el juez sobre todas las cosas. Ustedes han llegado a los espíritus de los justos, que están en el cielo y que ya han sido perfeccionados.

Ustedes han llegado a Jesús, el mediador del nuevo pacto entre Dios y la gente, y también a la sangre rociada, que habla de perdón en lugar de clamar por venganza como la sangre de Abel.

Hebreos 12:18-24.

Dios le bendiga.

Bienvenidos al cielo hijos míos.

jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Qué estás haciendo en este momento? ¿Lo que haces honra a tu Señor o lo deshonra?

Imagina que hoy vino El Señor por Su Iglesia y te fuiste con Él y escuchas una voz como de trueno que te dice:

¡Bienvenido ante Mi Presencia hijo mío!

Estás ante el Tribunal de Cristo, donde será revelado cada detalle de tu vida en la tierra; y aun lo más secreto de tu corazón se leerá en público; todo aquello que hiciste y por lo que no pediste perdón en la tierra saldrá a luz ante millones y millones presentes.

¿Cómo te sientes? ¿Verdad que no te lo esperabas?

¡Así será el día cuando Él venga! Vendrá como ladrón en la noche, cuando nadie lo espera, y muchos estarán desapercibidos.

Santifícate para Dios cada día, vive cada instante de tu vida como si fuera a venir hoy. Vive como si hoy fuera tu último día, porque nadie conoce el día ni la hora. Y los acontecimientos en el mundo auguran el pronto regreso de nuestro Señor por Su Pueblo.

Pero si te quedas, no habrá retroceso; te habrás perdido el acontecimiento más importante de La Iglesia esperado por milenios.

¡Lo habrás perdido todo!

«Porque así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre.» Mateo 24.27

Y todos los días, en el templo y por las casas...

viernes, 8 de agosto de 2014

«Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.» Hechos 5.42.
La iglesia del primer siglo fue activa en la enseñanza y predicación del evangelio TODOS LOS DÍAS, tanto en LAS CASAS como en EL TEMPLO.

En "las casas", porque era el mejor y más seguro lugar para compartir el mensaje de salvación a parientes y amigos, y también para confraternizar y edificarse entre hermanos; en "el templo", porque era un lugar de gran concentración de personas. Estratégicamente era el mejor lugar.

Nótese que lo hacían "todos los días". Ese es, sin duda, uno de los puntos más importantes descuidados en estos tiempos.

El problema de hoy, es que nos hemos acostumbrado a hacerlo una o dos veces por semana (en el mejor de los casos). Pero, es importante mantenernos ocupados en la predicación y enseñanza de La Palabra de Dios todo el tiempo que sea posible, es decir, hacer de la predicación un hábito diario.

Eso, es lo que da vida a la Iglesia, mantenerse ocupada en la tarea que le ha sido encomendada, entre tanto que su Señor tarda en volver.

No desmayemos, pues, de hacerlo, y la llama del Espíritu se avivará en nuestro ser. Amén.

Dios te bendiga.

Un arma poderosa, pero poco usada por el Pueblo del Señor.

jueves, 31 de julio de 2014

La oración, es el canal más poderoso y efectivo en el caminar del cristiano, y no se diga si se acompaña de ayuno; pero a la vez, es sin duda, el menos practicado entre el pueblo de Dios en este tiempo.

Los conciertos están muy de moda, y los paseos también; y no que sea malo recrearnos en actividades para tener relajación, y asistir a un concierto para cantarle al Señor. Pero es también importante tener espacios de oración a solas, en los cuales podamos doblar nuestra rodilla.

Todo es bueno, pero suele suceder que, en la vida espiritual, las mejores cosas, son las menos apreciadas; porque el enemigo está presto para distraernos.

Es urgente volver a la práctica de la oración como lo fue en La Iglesia en sus inicios, comenzando en casa con nuestros hijos. Amén.


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Lo verdaderamente importante del evangelio.

miércoles, 30 de julio de 2014

Aunque adquirir el mayor conocimiento de Dios y de su entorno es importante (y debemos esforzarnos en ello); no obstante, "hacer Su voluntad" lo es más. Esto lo dejó claro El Maestro en la siguiente narración:

    «Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y ésta se derrumbó, y grande fue su ruina.» Mateo 7.24-27.

Así que, no se frustre si por alguna razón no logra obtener todo el conocimiento teológico del mundo; más bien, debemos esforzarnos por hacer Su voluntad y agradarlo a Él en todo tiempo.

Que Dios le bendiga.

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Es necesario nacer de nuevo.

sábado, 26 de julio de 2014

Así como estar en la cocina no nos convierte en chef, ni en vehículo estar en la cochera; así tampoco nos convierte en Hijos de Dios tener una biblia, asistir a la iglesia o ser parientes del Ministro.

Necesitamos algo más, necesitamos la misericordia de Dios en nuestra vida para que nuestro corazón sea cambiado, y poder así, entrar en el reino de Dios.

Esa misericordia se manifiesta por el nuevo nacimiento; esa obra regeneradora de Dios por medio del Espíritu Santo. El Maestro dijo que
es "indispensable" nacer de nuevo:

«—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.» Juan 3.3

Necesitamos nacer de arriba, nacer de Dios para que nuestro corazón sea cambiado. Necesitamos a Jesucristo en nosotros. El siguiente pasaje bíblico nos ayudará a comprender mejor esta verdad:

«Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.» Juan 1.12-13.

Necesitamos la ayuda de Dios para ese cambio.

Su oferta de amor lleva casi dos mil años extendiendo Su mano en favor nuestro, y Su mano aún no se ha retraído

Él ya fue despreciado por nosotros en el calvario, no lo despreciemos también nosotros y quiere ayudarnos.

¡Que Dios te bendiga!

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