Perseverancia y súplicas ¡siempre!

sábado, 11 de enero de 2014

Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.

Y no entres en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano. Salmo 143:1-2



El Señor siempre ha deseado que Su Pueblo se mantenga en una actitud de humildad, de súplicas y ruegos; de hecho, en todo el Nuevo Testamento vemos a La Iglesia ser exhortada a mantenerse en oraciones y ruegos, con toda reverencia.

Cristo lo hizo así:

«Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.» Heb 5:7.

El apóstol Pablo también lo enseñó así:

«...; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;...» Efesios 6:18.

Cuando nos humillamos ante Él, nos escucha y nos exalta. Cuando nos exaltamos, Él mantiene su distancia.

Si no somos más grandes que Cristo, entonces, necesitamos estar humillados ante Él ¡siempre!

Un abrazo apreciados amigos.

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¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar la venida del Señor?

miércoles, 8 de enero de 2014

¿Cuánto más esperaremos? ¿Usted qué cree?

Algunos teólogos, basados en referencias numéricas de libros proféticos hacen conjeturas de fechas probables; pero, al concluir que aún faltan algunos cientos de años para la venida del Señor, eso podría contribuir a un mayor "atenimiento" entre algunos "malos" cristianos, que ya de por sí somos atenidos, viviendo vidas ocupadas en los quehaceres diarios.

La realidad es que, la venida de Cristo por nosotros está tan cerca, como cerca pudiera estar nuestro último suspiro. Mientras vivimos, aún lo esperamos. Al morir, hasta ahí llegamos; ya nada podremos hacer, sino esperar la resurrección para vida eterna, o para confusión perpetua.

Por tal razón, encontramos en Las Sagradas Escrituras pasajes como:

«Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.» Mt 24:36

«Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.» Mt 24:44

Así que hermanos, no nos confiemos, porque mientras vivimos lo esperamos; para nosotros bien podría tardar minutos, horas, meses, años, décadas quizá. Debemos siempre estar en guardia, esperándolo; porque vendrá por Su Pueblo que le espera, no por un pueblo distraído.

«...y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.» Heb 9:28.

Dios les bendiga.

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¿Es pecado ser rico?

miércoles, 4 de diciembre de 2013

En muchas ocasiones hace referencia la biblia en contra de las riquezas terrenales, y esto puede dar la impresión, que por ser rico alguien está en pecado. Surge entonces la pregunta:

¿Es pecado ser rico?

La biblia no lo dice. Pero sí es pecado el apego a las riquezas habiendo tantos necesitados; y más aún, cuando éstas no son por medios honestos. Es por ese mismo apego que, a un rico le es más difícil entrar en El Reino de Dios.

Ya Cristo lo dijo bien claro:

«Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.» Mateo 6:24

Pero escrito está:

«La bendición del SEÑOR trae riqueza, y no hay por qué preocuparse.» Proverbios 10:22.

Y como bien nos lo dice nuestra hermana Evelyn Guzmán, hubo también muchos ricos entre los grandes hombres de Dios; tenemos a José (Génesis), Rey David, a la Reina Ester y muchos más. Dios también es rico, porque le pertenece todo lo que existe.


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Humildad requisito indispensable

martes, 5 de noviembre de 2013

Los niños son humildes y sencillos, no son orgullosos, no son odiosos ni rencorosos y siempre dicen la verdad. Cristo los puso como ejemplo que debemos ser como ellos, de lo contrario no tendremos parte en Su Reino.

Amigos, si El Señor lo dijo, es en serio.

La humildad es requisito para entrar al reino de Dios. Y eso no tiene nada que ver con la condición social o económica de una persona.

Quizá uno de los mayores obstáculos que nos impiden ser como ellos, son los prejuicios; posiblemente por una mala experiencia con una amistad, una traición, un secreto divulgado; un chisme o una buena acción pagada con un mal.

Esas y muchas cosas peores, nos sucede a todos en nuestras relaciones interpersonales con las demás personas; pero aún así, la exhortación del Señor es a volvernos como niños, requisito necesario para poder entrar con Él en El Reino de los cielos.

«Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos.» Mateo 18:3-4

Nótese un detalle interesante: En el pasaje anterior (N.V.I.) se lee: "a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños", lo cual indica que es una actitud personal que podemos y debemos adoptar. Se trata de un cambio de actitud necesario.

En nosotros está el ser orgullosos, o hacernos humildes de corazón. Que El Señor nos ayude a comprender esta verdad.

¡Dios les bendiga!

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Una experiencia dolorosa para bien.

viernes, 11 de octubre de 2013

El siguiente es un pequeño "incidente" llamémosle así que me pasó, pero que me dejó una gran enseñanza espiritual.

«Hace unos días sufrí una herida que ameritaba atención médica; por lo pequeña que parecía decidí atenderme yo mismo, y así lo hice. Todo parecía bien.

»Pero por descuido, la herida comenzó a infectarse; el dolor aumentó, y caminar para ir a trabajar se volvió tortuoso.

»Subir y bajar autobuses urbanos e interdepartamentales no es fácil en medio de multitudes que corren vertiginosamente, no es para andar lento ni distraído, y menos en mi condición con el pie adolorido (ya no es como antes). Un caracol caminaba más rápido que yo. jeje.

»Hace dos días llegué casi arrastras a casa, me recosté sobre una silla y comencé a ponerme cómodo mientras mi esposa alistaba lo necesario para la curación. Con el pie hinchado e intenso dolor, ni siquiera podían tocarme con un dedo, iba fatal.

»Junto a mí estaba la torre de sillas infantiles, las que usamos para los niños en la reunión de casa. Intenté moverla para poner encima mi pie enfermo, pero, ¿a que no imaginan lo que pasó?...

»Se me resbaló, cayendo justo sobre la parte del pie donde estaba la herida en problemas. El dolor fue tan intenso que el grito debió llegar al otro lado del mundo, porque en segundos me rodearon mi esposa y mis hijos.

»Simplemente pensé que abandonaría mi cuerpo. Calambres en todo el cuerpo, en mi pecho, en el corazón, en el pie, en mis brazos, etc. Por un momento le perdí sabor a la vida. Me puse helado. La herida sangraba.

»Mientras me quejaba, recordé que Dios todo lo hace con propósito y debemos darle las gracias a Él en todo tiempo; eso incluye, aún en medio del dolor. Así que dije: 'Gracias Señor, tú sabes por qué pasó eso'.

»Cuando comencé a recuperarme le dije a mi esposa: Desde un principio debí ir a la clínica para que me curaran. Ahora, con la herida infectada había un problema: ¿cómo sacar esa sangre sucia de la herida, pues soy llorón para las curaciones jeje (disculpen la confesión).

»Así que, Dios usó el martillo para hacer salir la sangre sucia, y me agarró por sorpresa. Lo más curioso que no fue alguien de la familia por quien se resbaló la torre, sino que fue a mí. Así, Dios no permitiría que yo culpara a los niños o a mi esposa por el descuido. Alabado sea Dios.»

Mi reflexión:

Mi negligencia y descuido hicieron infectar la herida. Igual sucede con nosotros, si somos negligentes y distraídos, el pecado nos infectará; y si no acudimos a tiempo donde El Único Médico para ser sanados, moriremos.

Cristo dijo una vez: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,...» Jn 10:27. Si somos Sus Hijos y no atendemos Su llamado, usará métodos dolorosos si es necesario para llevarnos a Él, y sanarnos.

Atendamos Su llamado a las buenas, de lo contrario podríamos pagar muy caro nuestra desobediencia.

¡Dios les bendiga!

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¿Seguro que quieres casarte?

martes, 1 de octubre de 2013

¿Seguro que quieres casarte? ¿Crees que has comprendido bien lo que significa el matrimonio?...

Quizá deberías someterte a consejería antes de dar uno de los pasos más importantes y delicados en la vida. El matrimonio es un misterio, y uno de los mandamientos más quebrantados hoy en día entre los seres humanos.

El siguiente es un trozo de conversación entre Cristo y sus discípulos, en privado:

    «Si tal es la situación entre esposo y esposa —comentaron los discípulos—, es mejor no casarse.

    —No todos pueden comprender este asunto —respondió Jesús—, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido entenderlo.»

Es hermoso estar casado, pero si no te sientes seguro, sigue orando y espera más tiempo. Es mejor una decisión tardía, bien pensada; que una mal decisión tomada a prisa basada en emoción y deseo.

Recuerda que para casarse se necesitan dos, y ambos deben estar convencidos al cien por ciento de ese paso.

¡Dios te bendiga!


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El impacto que causa el predicador en las personas.

lunes, 23 de septiembre de 2013

La siguiente, es una experiencia personal que deseo compartir con todos mis hermanos y hermanas que, igual que yo, también comparten La Palabra de Dios en casas, y en cualquier lugar donde haya una oportunidad.


La primera vez que asistí a una reunión familiar (hoy conocidas como células de hogar) el mensaje fue de gran impacto para mí, que pensé que quien predicaba era el pastor.

El siguiente sábado llegué puntual como siempre jeje, y le pregunté a la dueña de la casa:

    —¿No ha venido el pastor?
    —¿Cuál pastor? —Me dijo.
    —El que predicó el sábado pasado —le dije.
    —Ese es el líder, el pastor no viene aquí —me contestó.
    —Ah bueno, yo pensé que él era el pastor —le dije nuevamente.
    —No, aquí quien predica es el líder encargado de la reunión —me dijo.

Hay hermanos que, sin ser pastores o evangelistas le ponen alma, corazón y vida al mensaje cuando predican, que uno piensa que lo son; es porque se toman en serio la tarea que les ha sido encomendada: Predicar La Palabra con todo el corazón. Desde luego, quienes conocen el modelo celular me dirán: Ese hermano no se estaba guiando según los principios del sistema celular, porque en la célula no se debe predicar como se hace en el local de la iglesia. Bueno, ese es tema de otro post.

Pero...

La imagen del predicador impacta tanto en las personas, que la gente piensa que es Dios mismo el que les está hablando, y en efecto así es. Por eso debemos cuidar nuestro testimonio, y predicar La Palabra de Dios tal como debe ser; pues de ella depende la vida eterna de las personas que escuchan con fe.

Ahora bien, cuando digo que se debe tomar en serio la predicación de La Palabra, no me refiero a que debemos poner cara larga y seria de amargado, o con apariencia de humildad; sino, a alguien que, pese a ser amigo de las personas, se guarda y cuida para Dios y predica con rectitud; es decir, sin manipular a conveniencia los textos y pasajes de Las Escrituras.

Esos hermanos que así lo hacen son 'EVANGÉLICOS', por la labor de evangelización que realizan, El Señor los bendiga.

¡Jamás olvidaré esa experiencia!

Que tengan bonito día.

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Huid de la fornicación.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Un esbozo acerca de esta práctica social, que es ya común entre jóvenes y adultos, casados y solteros, servidores y hasta predicadores en las iglesias.


Como la mayoría sabemos, uno de los errores más comunes del creyente, es exponerse al pecado de la fornicación por medio de las tentaciones sexuales, creyéndose auto-suficientes y que todo está bajo control.

Pero, a parte que debemos orar siempre para no caer en tentación (Mt 6:13), también encontramos en La Palabra del Señor, que una forma eficaz que muchos usaron para salir librados de cometer este pecado fue: "Huir". (Gn 39:12).

El pecado de fornicación era duramente castigado en el Antiguo Testamento con pena de muerte (Deut 22:13-21). Pero, aunque parezca cosa de un viejo pacto, por cuanto vivimos en la era de la gracia, la misma pena sigue vigente hoy para el pecador, (Ap 21:8); la diferencia está en la oportunidad de arrepentimiento que Cristo nos da, y que la pena no se ejecuta inmediatamente, sino que será aplicada después a los pecadores: en el día del juicio.

Pero HUIR podría significar:

    No intentar jugar con el pecado exponiéndose a él; más bien, correr lejos evitando las circunstancias, tanto como sea posible.

Quizá también podríamos entenderlo como:

    No coquetear; es decir, no tomar iniciativas que propicien la consumación del mismo. Como ejemplo pudiera ser, no utilizar palabras dulces y amables a la persona del sexo opuesto que nos atrae, sólo para llamar su atención.

Aplicado a los novios pudiera ser como:

    No salir como novios a lugares solos, donde puedan darse las circunstancias para los abrazos, besos y caricias, que luego al excitar los demás sentidos desatan los deseos sexuales y hacen perder el control.

Como adultos en general:

    Evitar encuentros a solas con personas del sexo opuesto; sobre todo, si hay atracción entre sí. No importa si son casados, solteros, viudos, divorciados. Con más razón si son servidores en La Iglesia; pues con las tentaciones no se juega, a ellas hay que HUIRLES.

Recordemos que... Fornicación, es toda unión sexual entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio.

Veamos algunos ejemplos en La Biblia:

Lo practicó José:

    «Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y HUYÓ y salió.» (Gn 39:12).

Lo aconsejó el apóstol Pablo a Los Corintios:

    «HUID de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.» (1 Co 6:18).

El consejo del apóstol Pablo a Timoteo:

    «HUYE también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.» (2 Ti 2:22).

En fin, la clave no es enfrentarlo, sino HUIR de él; es la única forma de salir victoriosos. Y recordemos que hay promesa para los que se mantengan firmes a pesar de la tentación:

    «Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.» (Stg 1:12).

¿Entonces?

SOMETÁMONOS a Dios en oración (Mt 26:41) y podremos RESISTIR al diablo (St 4:7) HUYENDO de las tentaciones (2 Ti 2:22); y agarrémonos de la mano del Señor para no caer (Mt 6:13), porque Él mismo lo dijo: "...separados de mí nada podéis hacer." (Jn 15:5).

Recordemos que la oración sigue siendo un arma poderosa para vencer en toda circunstancia:

    «Vosotros, pues, oraréis así: ...Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno.» (Mt 6:9,13).

    «Velad y orad, para que no entréis en tentación...» (Mt 26:41).

Porque orar, es también HUIR de las tentaciones, las cuales hacen caer a muchos en el pecado de fornicación.

¡Que El Señor te bendiga!

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Descansemos en El Señor y... ¡Adelante!

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Si Él llevó las cargas del mundo sobre sus hombros mi querido amigo y hermano, sin duda las cargas que a ti te agobian, Él las llevará.

Este fue Su consejo:

    Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

    Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. (Mt 11:28-30).

Y éste el consejo del apóstol:

    Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

    Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. (1 Pe 5:6-9).

Así que...

Descansemos en El Señor y... ¡Adelante!

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¿Qué es más importante?

martes, 20 de agosto de 2013

Más importante que conocer La Biblia, es "hacer la voluntad del Padre"; aunque para saberlo, es necesario acudir a La Biblia. Mt 7:21.

De ahí que, existen teólogos que no precisamente son Hijos de Dios; pero sí muchas personas que han llegado a ser Hijos de Dios, sin tanta teología más que su fe; y luego afirmados con una enseñanza adecuada de La Palabra de Dios.

Un ejemplo de ello es Satanás, él conoce La Biblia desde la primera hoja hasta la última, y no por eso es salvo.

    Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Jn 17:3.

Así que, asegurémonos de hacer la voluntad de Dios. Esa debe ser nuestra prioridad en Cristo Jesús, por sobre todas las cosas. Amén.

Buen día amigos.

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Lo que necesita El Pueblo de Dios.

jueves, 15 de agosto de 2013

Más que emociones, El Pueblo de Dios lo que necesita es ser instruido correctamente en La Palabra de Dios; pero para eso, el creyente necesita poner de su parte. Aquí algunos puntos:

    1. Tener sed de Dios,

    2. Invertir en una buena biblia (o varias, de estudio preferiblemente),

    3. Congregarse en una Iglesia de Sana Doctrina,

    4. Orar a Dios para que le de guianza del Espíritu Santo,

    5. Escudriñar Las Escrituras por su propia cuenta, e indagar diligentemente. Ya que en ellas está la vida eterna.

¡Que Dios le bendiga!

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¡Sí se puede!

jueves, 8 de agosto de 2013


"NO PUEDO" es una frase que NO deberíamos usar. Por cuanto llevamos la chispa divina desde la creación, tenemos capacidad de hacer, aún aquello que parece imposible. Y cuando pareciera que llegamos al límite de nuestra capacidad, si sabemos pedir en oración, Dios hace el resto.

Si no lo cree pregúntele a Nick Vujicic. Entonces...

¡SÍ SE PUEDE!

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Fi 4:13.

¡Que tenga un lindo día!

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Creyentes que no creen ¡qué paradoja! ¡qué contradicción!

martes, 30 de julio de 2013

Creyentes que no creen, imagen de un ciego siendo guiado por un cristiano. Caricatura El Árbol Verde en Grupo Edíficate.
¿Le parece contradictorio el título de esta nota? sin duda que sí, pero igual es la verdad que deseo ilustrar con ella.

El siguiente es un diálogo que tuve con un ciego mientras volvía a casa de mi jornada de trabajo. Lo traigo para fortalecer su fé, o le ayude a descubrir por qué Dios aún no le ha hecho su milagro.


De camino a casa tuve la oportunidad de encontrarme con un ciego, que apoyado en su bastón, intentaba llegar a la siguiente parada de autobuses para abordar el que lo llevaría a su destino.

Al darme cuenta que llevábamos el mismo rumbo, me acerqué a él para brindarle una mano. Mientras caminábamos, aproveché para abordarle el tema de su enfermedad en la vista:

    —¿Se dirige usted hacia la terminal? —le pregunté.

    —Sí, —me contestó.

    —A ver, apóyese en mi hombro, pues llevamos la misma ruta, —le dije.

    —Tengo una curiosidad respecto de su problema con la vista, ¿su ceguera es de nacimiento o a causa de alguna enfermedad? —pregunté ansioso.

    Me sonrió y me dijo:

    —Fue un accidente que tuve cuando era niño, —me contestó—. Resulta que me caí y así fue como se dañó mi ojo. Al llevarme al hospital, el doctor me sacó el ojo equivocado; y cuando fue cuestionado por mi familia del por qué me sacó el ojo bueno, y el dañado sólo lo había operado, el doctor dijo que la enfermedad se había pasado al otro ojo. Un argumento fuera de lógica, ya que mi caso había sido por accidente, y no por enfermedad contagiosa.

    —¡Cuánto lo lamento! —le dije—. ¿Alguna vez han orado por usted o asistido a alguna campaña evangelística de milagros para que Dios le devuelva la vista? —continué.

    —Sí, varias veces han orado por mí, y una vez fui a una campaña evangelística en el estadio, porque iba a venir un hermano que Dios lo usa mucho y hay sanidades.

    —¿Y qué pasó con el milagro? —insistí.

    —Pues, pasé al frente pero no pasó nada, sólo Dios sabe si me lo va a dar y cuándo me lo va a dar —me dijo aquel desdichado hombre en tono triste.

    —¿Y después, ya no han vuelto a orar por usted? —volví a preguntar.

    —Sí, han orado varias personas; pero lo que pasa hermano, que lo mío es más difícil porque es un ojo el que me falta —afirmó con sonrisa suspicaz, casi confesando su falta de fe siendo él creyente. Y continuó reflexivo:

    —Pero para Dios no hay nada imposible ¿verdad?, sé que si Dios quiere me puede hacer brotar un nuevo ojo, —continuó.

    Yo, pues, como todo entrevistador, proseguí mi interrogatorio; no quería dejar pasar aquella oportunidad para saber qué pensaba este creyente acerca del poder de Dios, y su milagro. Así que le hice una pregunta más:

    —¿Y cuál cree usted que es la razón por la que Dios no le ha hecho el milagro?

    Hizo pausa, y reflexionó en tono triste:

    —Honestamente hermano, creo que es por mi duda, por mi falta de fe me es más fácil acudir a los medicamentos. Creo que me he acomodado a la medicina.

Sentí que por fin, este hombre había logrado expresar de lo más profundo de su corazón el origen del problema: Su falta de fe. Había confesado que, siendo él un creyente en Jesucristo, dudaba de recibir su milagro por tratarse de una pieza completa que faltaba en su cuerpo: un ojo.

Sin duda, le era más fácil creer que Dios podía sanar gripes, dolores de cabeza, fiebres o cualquier otra enfermedad ligera; pero dudaba que Dios fuera capaz de crear la pieza nueva en su cuerpo. A lo mejor sí creía que Dios hace tales portentos, pero a los hombres de La Biblia, o a otras personas que ha visto u oído por la televisión, pero no a él.

Estimado lector:

¿Es este su caso? El Dios de los cristianos, que creó los cielos y la tierra desea que viva sin enfermedad (Is 53:5). Él envió a Su Hijo Jesucristo para morir por los pecados de todos; para que por medio de la fe en Él, recibamos vida y salud en abundancia.

Pero es necesario creerle de todo corazón, porque nada hay imposible para Él (Lc 1:37). Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (Heb 11:6).

La duda anula cualquier esfuerzo o buena intención, como también le pasó al apóstol Pedro en Mateo 14:30.

Créale a Dios con todo su corazón, es decir, sin dudar, y será inmensamente bendecido. Amén.

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