«Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.»
Salmo 40:1-2.
La frase: "Pacientemente esperé a Jehová", es probablemente una expresión de convicción del salmista, después de haber pasado por una larga espera, clamando por su situación en medio de la angustia y desesperación.
A menudo, siendo Hijos de Dios, tenemos que pasar por situaciones difíciles en la vida: escasez, enfermedad, dificultades familiares, etc. Pues, ninguno de nosotros está exento de ninguna.
Sea porque El Señor quiere probarnos, o tal vez porque haya en nosotros pecados no confesados, todos sin excepción, tendremos tarde o temprano que experimentar el látigo del sufrimiento y pasar por el pozo de la desesperación; lo cual sin duda deja, aún en los de apariencia fuertes, al descubierto que todos somos sensibles y vulnerables al dolor.
Es ahí, donde como seres humanos, nos damos cuenta que Dios es el único que puede ayudarnos.
Ante situaciones angustiosas tendemos a tomar decisiones equivocadas, en nuestra desesperación al no ver la respuesta inmediata de Dios; pero el escritor del salmo aquí nos dice:
"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación."
Podemos ver 2 detalles importantes en este pasaje, que pudieran ser el consejo de hoy: "Clamor constante" y "espera paciente".
Que El Señor nos ayude a comprender la virtud de saber esperar; pues, hay respuestas de Dios que tardan minutos, otras horas, quizá años. Pero ante situaciones que parecen imposibles, ¡qué mejor que saber esperar la mano divina! Pues Dios siempre está atento al clamor de Su Pueblo.
Que El Señor te bendiga.
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Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.»
Salmo 40:1-2.
La frase: "Pacientemente esperé a Jehová", es probablemente una expresión de convicción del salmista, después de haber pasado por una larga espera, clamando por su situación en medio de la angustia y desesperación.
A menudo, siendo Hijos de Dios, tenemos que pasar por situaciones difíciles en la vida: escasez, enfermedad, dificultades familiares, etc. Pues, ninguno de nosotros está exento de ninguna.
Sea porque El Señor quiere probarnos, o tal vez porque haya en nosotros pecados no confesados, todos sin excepción, tendremos tarde o temprano que experimentar el látigo del sufrimiento y pasar por el pozo de la desesperación; lo cual sin duda deja, aún en los de apariencia fuertes, al descubierto que todos somos sensibles y vulnerables al dolor.
Es ahí, donde como seres humanos, nos damos cuenta que Dios es el único que puede ayudarnos.
Ante situaciones angustiosas tendemos a tomar decisiones equivocadas, en nuestra desesperación al no ver la respuesta inmediata de Dios; pero el escritor del salmo aquí nos dice:
"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación."
Podemos ver 2 detalles importantes en este pasaje, que pudieran ser el consejo de hoy: "Clamor constante" y "espera paciente".
Que El Señor nos ayude a comprender la virtud de saber esperar; pues, hay respuestas de Dios que tardan minutos, otras horas, quizá años. Pero ante situaciones que parecen imposibles, ¡qué mejor que saber esperar la mano divina! Pues Dios siempre está atento al clamor de Su Pueblo.
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