Así que, mi hermano y hermana:
Si eres una de esas personas que sufre tribulaciones en este mundo, a pesar de hacer el bien, recuerda que... aún Cristo, esto es en Getsemaní, necesitó ser reconfortado; por lo que El Padre tuvo que enviar a un ángel para darle nuevas fuerzas. Si El Padre en Su amor ayudó a Cristo, seguro que a nosotros también si le pedimos cuando ya no podemos, y así poder continuar nuestra carrera fieles hasta el fin ¡Seguro que también lo hará!
Los creyentes, si bien estamos en este mundo, no somos de este mundo (Juan 17:14); nuestra ciudadanía está reservada en los cielos (1 Pedro 1:4). Esto es, una esperanza viva que jamás quedará en el olvido de Dios, sino que, un día todo esto pasará y viviremos mejor; en un mundo donde ya no habrá lágrimas, ni sufrimiento, ni enfermedad, ni injusticias. (Apoc. 21:1-4). Pero mientras, tenemos que pasar angustias, y ser ayudados muchas veces por El Señor.
Te recomiendo esta lectura bíblica:
Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.
Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.
Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. 1 Pedro 4:12-16
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