
Por ello, y para poder vencer (Apoc 21:7), necesitamos permitirle al El Espíritu Santo que sea nuestro Ayudador, Guía y Consolador (Jn 14:16). De esa manera podremos tener la victoria en Él, no en nuestras fuerzas (Ro 8:26).
Cristo lo necesitó durante Su Vida y Ministerio terrenal (Luc 4:18-19) ¡cuánto más nosotros!
Lo que muchas veces ocurre, es que nos sentimos tan confiados en nuestra capacidad, que no le damos a Él oportunidad de que gobierne en nuestras vidas.

¡Bendiciones amigos!
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