Esta reflexión la he basado en la tan conocida historia de LA ROSA Y EL SAPO. La historia la tomé del Face de Kelvin A. Barahona.
Había una vez una rosa muy bella, se sentía de maravillas al saber que era la más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta que la gente la veía de lejos.
Al observar, descubrió que a su lado había siempre un sapo grande y feo, y que era por eso que nadie se acercaba a verla. Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:
—Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
—Vaya que te ves mal. —¿Qué te pasó?— le preguntó.
—Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual —contestó la rosa.
—Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín —respondió el sapo.
Mi comentario:
Esta historia, a pesar de ser muy conocida, nos ilustra algunas verdades que deseo comentar.
¿Cuántas veces hemos subestimado a alguien por considerarlo/a "inferior" a nosotros/as, sea por tener algún "defecto físico", de "apariencia fea" o considerarlo "poco inteligente"?
Vale la pena recordar que, Dios en Su bondad, nos envía personas para bendecirnos sin importar su condición, estatus social o apariencia.
Todo fue creado por Él con un propósito. Dios no hizo nada al azar, nadie aquí está demás; nada es por casualidad, inclusive, que hoy estés leyendo esta historia.
Siempre es importante mantener una actitud humilde ante los halagos, no sea que nos suceda lo que a la rosa, que creyéndose la más bella, ordenó al "feo sapo" retirarse de su lado, y terminó comida de las hormigas.
Un saludo!
www.ElArbolVerde.com
Había una vez una rosa muy bella, se sentía de maravillas al saber que era la más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta que la gente la veía de lejos.
Al observar, descubrió que a su lado había siempre un sapo grande y feo, y que era por eso que nadie se acercaba a verla. Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:
—Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
—Vaya que te ves mal. —¿Qué te pasó?— le preguntó.
—Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual —contestó la rosa.
—Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín —respondió el sapo.
Mi comentario:
Esta historia, a pesar de ser muy conocida, nos ilustra algunas verdades que deseo comentar.
¿Cuántas veces hemos subestimado a alguien por considerarlo/a "inferior" a nosotros/as, sea por tener algún "defecto físico", de "apariencia fea" o considerarlo "poco inteligente"?
Vale la pena recordar que, Dios en Su bondad, nos envía personas para bendecirnos sin importar su condición, estatus social o apariencia.
Todo fue creado por Él con un propósito. Dios no hizo nada al azar, nadie aquí está demás; nada es por casualidad, inclusive, que hoy estés leyendo esta historia.
Siempre es importante mantener una actitud humilde ante los halagos, no sea que nos suceda lo que a la rosa, que creyéndose la más bella, ordenó al "feo sapo" retirarse de su lado, y terminó comida de las hormigas.
Un saludo!
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