No siempre es bueno pedir opiniones

martes, 22 de febrero de 2011

Los seres humanos, en nuestra capacidad de socializar con los demás, en ocasiones compartimos nuestras metas y proyectos con nuestros amigos; sea para informarles o bien para pedir un consejo u opinión sobre si llevar o no a cabo algún paso importante en nuestra vida.

Pero no siempre hacerlo es positivo y provechoso. Algunas veces es importante tener nuestras propias convicciones, y tomar las decisiones asumiendo la responsabilidad sin culpar a otros por las consecuencias; sobre todo, cuando de buscar a Dios se trata. Les narraré lo que me sucedió en cierta ocasión:



Yo era recién convertido a Cristo, Iglesia Elim había programado una vigilia para jóvenes e iban a estar orando por el bautismo en El Espíritu Santo aquella noche. Había programado mi mente y mi corazón para asistir a esa actividad a como diera lugar. Los autobuses saldrían de mi colonia a las 8:30 pm porque a las 9:00 pm comenzaría el evento.

Llegado el día, como a eso de las 7:30 de la noche, es decir, una hora antes tomé el teléfono y llamé a un amigo; el cual era un hermano en la fe mayor que yo en edad y podría decirse que espiritualmente también lo era. Lo saludé, y le compartí mi plan de asistir a aquella vigilia, de paso aproveché a invitarlo.

Yo esperaba de él un: "¡Gloria a Dios hermano! me gustaría ir con usted". Pero lastimosamente, lo que recibí fue: "Mire, yo la verdad creo que nosotros debemos darle espacio a los jóvenes, porque para eso nosotros tenemos nuestros cultos, creo que es importante apoyarlos, pero hay que darles espacio a ellos también, por eso yo creo que es conveniente que esperemos cuando haya una vigilia para nosotros."

La persona con quien yo conversaba al teléfono, era un hombre que siempre me había motivado a ir a la iglesia. Por tal razón, nunca hubiera esperado esa respuesta. Sin embargo, al analizar sus palabras fríamente, llegué a la conclusión que él tenía razón.

En el momento se me fué el gozo y perdí el entusiasmo. Seguí conversando con él de manera más tranquila hasta el momento que debía salir el autobús con los jóvenes hacia la iglesia. ¡Ya no fuí!


Después de esa experiencia, llegué a la conclusión que esa vigilia era para mí, pues Dios me había puesto ese sentir en mi corazón durante toda la semana; lamentablemente las palabras de uno de mis mentores influyeron tanto, que a última hora me desanimé.

No culpo a mi hermano por lo sucedido, pues hasta hoy él sigue siendo un gran amigo al que aprecio mucho; la verdad veo esto con toda madurez, y considero que, lo que en su momento era para mí una sed y una necesidad, para él no lo era, no en ese momento. Pero de esto pude aprender que yo cometí el error, pues, nunca debí comentarle; simplemente debí asistir y gozarme ya que a mí me había dado esa convicción El Señor, ese deseo. Dios conocía la necesidad de mi alma.


A cada uno Dios da su propia convicción, cada uno vive sus propias experiencias, y conoce sus necesidades. Pero lo importante es seguir creciendo espiritualmente, no estancarnos y no desanimarnos en la vida, sobre todo cuando de buscar a Dios se trata.

Esta experiencia me ayudó a comprender que no siempre debemos pedir opinión a nuestros amigos o hermanos. Tampoco debemos desanimar a otros cuando sienten el deseo de asistir a alguna actividad en la iglesia aunque a nosotros nos parezca que no es tan importante; porque podríamos ser tropiezo a ellos, y a lo mejor hasta robarles la bendición que Dios les tenía preparada para ese día.

Espero que esta breve narración en algo pueda aprovecharle.
Sigámonos gozando en El Señor.

Que El Señor le bendiga.
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Un recordatorio a todo creyente.

viernes, 11 de febrero de 2011

Hola hermanos y hermanas.

Esta vez no les traigo algún mensaje exegético o escatológico.

Más bien recordarles con la ilustración de esta caricatura... Quién es el que nos espera allá afuera.

Es alguien que tiene sus ojos puestos en nosotros, pero no porque nos ama; sino porque desea que salgamos, pero no para darnos un abrazo. Y lo que tiene en sus manos no es un regalo de navidad, sino un hacha; pero no para cortar leña, sino para hacernos picadillo y prepararse una hamburguesa.

Así que, si están pensando salir a dar un paseo por ahí, podría ser que ya no regresaran.

Si ya estamos adentro, es mejor no salir, porque el que anda afuera no duerme y tampoco se cansa porque es espíritu; y podría decirse que tampoco nos ama. Mas bien, nos acecha en cada paso que damos para ver dónde nos pone el hacha.

Pero la buena noticia es, que en Cristo estamos seguros. Él ha dicho en Su Palabra esto: "El Ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende." Salmo 34:7, Salmo 91, entre otros. Más ¡ay del que se sale del redil del pastor porque no sabe lo que hace!, ¡pobre!, mejor hubiera sido para él no haber nacido si no regresa.

Descansad en Cristo Jesús y no penséis jamás en volver atrás.

Saludos!!!
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Justo hoy es el día.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Sofía, una madre creyente intenta toda la semana persuadir a su hijo Carlos a que la acompañe a la Iglesia. Carlos por fin le promete que irá con ella el domingo. La madre... Feliz por la promesa de su hijo.

De camino hacia la iglesia, al llegar al semáforo en rojo (la madre conducía), mientras esperan a que el semáforo de luz verde se ubica contiguo un vehículo con varios jóvenes, el ambiente es de vacaciones. A la distancia se puede observar que llevan a bordo: Tablas de surf, sombreros y lentes de sol, sodas, ropa de baño, toallas, etc.

Uno de ellos le dice a Carlos su vecino del carro de a lado: "Hey Carlos te estuvimos buscando, vamos a la playa, hay espacio para vos, venite. Llevamos todo lo que necesitamos y una tabla extra para que la usés, nos van a prestar el rancho para que la pasemos bien. Así que si querés ir, todavía podés bajarte del carro y vamos."

Carlos, tentado por la oferta se vuelve a su madre y le dice: Mami disculpame, dejame ir a la playa con ellos, sólo hoy. Te prometo que el próximo domingo sí iré contigo a la Igle. ¡Perdoname sólo esta vez! ¡porfa!!!

La madre con tristeza asiente con su cabeza, mientras Carlos se baja del auto, se pasa al de sus amigos y parten hacia la playa felices.

Horas más tarde una llamada... ¡Lo sentimos mucho señora!!!! ¡Carlos se ahogó!!!



Carlos tuvo la oportunidad de su vida pero la dejó ir, lastimosamente los que consideraba sus amigos influyeron en él para que tomara la decisión equivocada. Un error que pagará caro mientras dure la eternidad.

Por eso La Palabra dice: He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. 2 Co. 6:2 y también dice: Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4

Amigo, no espere para después. Si está leyendo este párrafo, es porque Jesucristo le anda buscando, no deje pasar la oportunidad. Recuerde:

HOY ES EL DÍA DE SALVACIÓN, NO MAÑANA.


¿Qué hacer? Busque una iglesia donde se predique a Jesucristo, y recíbalo como su Señor y Salvador personal.

Acá hay un enlace que le puede ayudar para esta decisión importante:

Recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador Personal.
Que Dios le bendiga.
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