Hola, gracias por visitar mi blog, siempre será bienvenido(a).
Deseo compartir algo relacionado con el poder que hay en las palabras que emanan de nosotros, sean estas escritas o pronunciadas, es lo mismo, siempre vendrán del corazón de la persona que las pronuncia o escribe. Aunque he abordado este tema en publicaciones anteriores, nunca será suficiente un sólo post.
Esta vez me llamó la atención una frase del reconocido científico Albert Einstein: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio."
Desde el punto de vista científico, se sabe que "átomo" es la unidad más pequeña que forma la materia y que puede participar en una combinación química. Según el diccionario de la Real Academia Española, "prejuicio" es una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. Similar a juzgar algo previamente, sin tener todos los elementos para ello disponibles.
Todos guardamos conceptos pre-concebidos desde la niñez. Sin excepción, de alguna manera somos influenciados por el medio que nos rodea. Así por ejemplo, desde la infancia son nuestros padres los primeros en transmitirnos los conceptos fundamentales, que por lo general, nos marcarán para toda la vida. Pero no sólo en el hogar recibimos formación, tambien se involucran la iglesia, el colegio, los amigos, etc, contribuyendo en nuestra formación, y en nuestra forma de pensar.
Sin embargo, todo el tiempo estamos recibiendo información; nuestro cerebro es un escáner incansable, que por medio de la vista siempre está absorbiendo datos, captando y procesando imágenes y conceptos que almacena, para luego utilizarlos por medio de la memoria. Podría decirse que toda la vida estamos aprendiendo.
Esto lo saben y de ello se aprovechan los que trabajan en ventas, empresas publicitarias, líderes religiosos, políticos, psicólogos, psiquiatras, etc, y por eso se especializan para hacer llegar su mensaje a mayor audiencia, utilizando los medios masivos de comunicación desarrollados hasta hoy, tales como: Radio, TV, Prensa, Internet, Satélites entre otros.
Algunos conceptos almacenados es fácil modificarlos, en otros casos es más fácil desintegrar un átomo, tal es el caso de "los prejuicios." Generalmente estos se forman por un comentario negativo de alguien contra una persona; una palabra mal pronunciada contra otra persona fue suficiente para crear en una audiencia un concepto que podría almacenarse para toda la vida en la mente de quien se lo forma; y lo que podría ser peor, un comentario pronunciado bajo los efectos de la ira, el enojo, el odio o el resentimiento, podría afectar la imagen y la honorabilidad de una o varias personas, o inclusive de una o varias organizaciones.
En este sentido es asombrosa la declaración hecha por Einstein como científico, Dios lo había dicho miles de años antes en Su Palabra de esta manera: "Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad." Proverbios 17:12
Debemos tener mucho cuidado al hablar o publicar material que afecte a otras personas, porque podríamos afectar a otros negativamente de por vida, y a lo mejor injustamente. Si son creyentes los afectados ¡ay, ay, ay!, nos podría ir peor.
"De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado." (Mateo 12:36-37).
Lea la sentencia que pronunció El Maestro contra todo aquel que sin reparo, con tal de satisfacer sus sentimientos pasionales contra otro, hace o dice algo que afecte a un creyente: "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar." Mateo 18:6
Dejaremos hasta aquí este post, espere pronto otro tema similar. Espero que este haya sido de edificación para su vida.
Que Dios le bendiga.
http://stanleygomez.blogspot.comDeseo compartir algo relacionado con el poder que hay en las palabras que emanan de nosotros, sean estas escritas o pronunciadas, es lo mismo, siempre vendrán del corazón de la persona que las pronuncia o escribe. Aunque he abordado este tema en publicaciones anteriores, nunca será suficiente un sólo post.
Esta vez me llamó la atención una frase del reconocido científico Albert Einstein: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio."
Desde el punto de vista científico, se sabe que "átomo" es la unidad más pequeña que forma la materia y que puede participar en una combinación química. Según el diccionario de la Real Academia Española, "prejuicio" es una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. Similar a juzgar algo previamente, sin tener todos los elementos para ello disponibles.
Todos guardamos conceptos pre-concebidos desde la niñez. Sin excepción, de alguna manera somos influenciados por el medio que nos rodea. Así por ejemplo, desde la infancia son nuestros padres los primeros en transmitirnos los conceptos fundamentales, que por lo general, nos marcarán para toda la vida. Pero no sólo en el hogar recibimos formación, tambien se involucran la iglesia, el colegio, los amigos, etc, contribuyendo en nuestra formación, y en nuestra forma de pensar.
Sin embargo, todo el tiempo estamos recibiendo información; nuestro cerebro es un escáner incansable, que por medio de la vista siempre está absorbiendo datos, captando y procesando imágenes y conceptos que almacena, para luego utilizarlos por medio de la memoria. Podría decirse que toda la vida estamos aprendiendo.
Esto lo saben y de ello se aprovechan los que trabajan en ventas, empresas publicitarias, líderes religiosos, políticos, psicólogos, psiquiatras, etc, y por eso se especializan para hacer llegar su mensaje a mayor audiencia, utilizando los medios masivos de comunicación desarrollados hasta hoy, tales como: Radio, TV, Prensa, Internet, Satélites entre otros.
Algunos conceptos almacenados es fácil modificarlos, en otros casos es más fácil desintegrar un átomo, tal es el caso de "los prejuicios." Generalmente estos se forman por un comentario negativo de alguien contra una persona; una palabra mal pronunciada contra otra persona fue suficiente para crear en una audiencia un concepto que podría almacenarse para toda la vida en la mente de quien se lo forma; y lo que podría ser peor, un comentario pronunciado bajo los efectos de la ira, el enojo, el odio o el resentimiento, podría afectar la imagen y la honorabilidad de una o varias personas, o inclusive de una o varias organizaciones.
En este sentido es asombrosa la declaración hecha por Einstein como científico, Dios lo había dicho miles de años antes en Su Palabra de esta manera: "Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad." Proverbios 17:12
Debemos tener mucho cuidado al hablar o publicar material que afecte a otras personas, porque podríamos afectar a otros negativamente de por vida, y a lo mejor injustamente. Si son creyentes los afectados ¡ay, ay, ay!, nos podría ir peor.
"De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado." (Mateo 12:36-37).
Lea la sentencia que pronunció El Maestro contra todo aquel que sin reparo, con tal de satisfacer sus sentimientos pasionales contra otro, hace o dice algo que afecte a un creyente: "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar." Mateo 18:6
Dejaremos hasta aquí este post, espere pronto otro tema similar. Espero que este haya sido de edificación para su vida.
Que Dios le bendiga.